Yo conmigo mismo me prometo y me incumplo. Sin palabra de guardar me soy pues, y ya se pueden cuidar quienes me conocen (obviamente los que me desconocen no lo pueden hacer). Ni caso el hacerme han.
Que me dije no volver al tema de la enseñanza, educación o llámele usted como quiera, porque es manifiesto que me largué en retirada cobarde (deserción elegante, se diría) ante la posibilidad de hacerlo. Y podría haber seguido enganchado al sistema público funcionarial intentando desertar de la tiza como tantos otros. Jubilata ahora.