«Qué bonito es llegar a viejo». Esto lo tenía mi cuñado en un pósit (‘hoja pequeña de papel, con una franja autoadhesiva en el reverso’) en una pared de su despacho… Sí, lo tenía (me figuro) que para ir haciéndose a la idea de que la vejez se le podía ir viniendo. Idea vana.
Es curioso, escribo esto en fechas de recuerdos tradicionales, los de nuestros difuntos (dejo lo del truco o trato para otros) y parece que hay coincidencias inoportunas entre lo que es tradición y lo que la vida nos impone.