Salimos de la proyección con muchas ganas de tomar algo en cualquiera de los múltiples garitos que nos ofrecía nuestra monumental ciudad, donde las terrazas, a pesar de ser jueves (y “estar en crisis”…), estaban a tope y esperando, con los brazos abiertos, a estos amigos cinéfilos que querían seguir hablando de los mismos temas que acababan de ver: el amor, la pasión, la enemistad, el ansia desaforada por la riqueza fácil a costa de pasarlo mal, muy mal…; todo ello, como espejo de la vida misma.
Tootsie. Como no pude verla “in situ”, pues era el día del santo de mi padre y mío (30 de mayo), me vino a la mente el proverbio: “Primero es Dios que los santos”; por lo que la he visto en casa, en versión original y con subtítulos en español, que tiene la ventaja de poder oír la voz de los actores reales (y no doblados); pero el inconveniente de que los subtítulos van muy rápidos y tienes que ir leyendo a trompicones, y no se puede apreciar, en toda su intensidad, los fotogramas que se van presentando en pantalla…
Es un comedia, dirigida por Sydney Pollack, al estilo clásico (pero moderna, en su época…), donde Dustin Hoffman encarna un doble papel de actor (Michael Dorsey) y actriz ‑Dorothy‑, (un tema que se ha puesto de modo conforme ha avanzado el tiempo). Al no conseguir trabajo con su personaje masculino, por su carácter problemático (lleva muchos años en paro en Nueva York), lo intenta travistiéndose en la actriz Dorothy (que sigue siendo tan poco agraciada físicamente como su homólogo masculino) y, mira por donde, triunfa de esa guisa en una serie de telenovela famosa (Hospital Central), quedando, a su vez, atrapado en ese papel: una chica con carácter que inflama de femineidad y feminismo a sus compañeras (enamorando a más de un hombre maduro y algún compañero de reparto televisivo), sin que pueda abandonar este personaje libremente; con el agravante de que produce equívocos amorosos a personas de ambos sexos y de las amistades que le rodean; aunque, de quien está ella (bueno, él) realmente enamorada(o) es de la actriz principal de la serie, Julie Nichols (Jessica Lange), muy guapa, pero un tanto cándida y confundida. El argumento se va enredando de manera que, al final, Dorothy tiene que tomar una decisión vital, saltándose el guión…; aunque, como el cine todo lo arregla, el final (que no se lo voy a desvelar a ustedes), se intuye bastante irreal…
Es una comedia estadounidense en la que se ve representada la vida americana de los años 80 del siglo pasado (y que, además, sirve para pasar un buen rato y desintoxicarse de problemas propios y ajenos), en la que hay una aparente libertad sexual (que luego no es tal); luego, está entremedias el problema del lesbianismo que inequívocamente tiene aquí sus ribetes. El hilo conductor del film es el amor (y su desarrollo) de los dos actores principales, cada uno desde su personal y diferente perspectiva; mientras que Dorothy (con su impostado personaje femenino) sabe insuflar feminismo y carácter a su amiga, de la que está enamorado, aunque luego se le vuelva en su contra…
Tiene frases y golpes de humor que nadie espera, pero que, como el espectador conoce el doble papel que va jugando Dustin Hoffman, ríe y disfruta del momento. No sólo está llena de hilarantes momentos de humor irónico, sarcástico y mordaz, sino que es una crítica sutil a la transgresora cultura de los 80, donde el pop‑art se veía invadido por lo kitsch; y el triunfo y el encumbramiento personal y profesional tenían más bien que ver con una suerte de mezcla entre el azar y el estar presente en el momento justo que con los méritos y la perseverancia en el desempeño de las funciones profesionales. Película que despierta largas carcajadas de forma natural y simpática; y que pone al descubierto que el machismo sigue imperando en nuestra sociedad, a pesar de que hayan pasado más de tres décadas, pues las actitudes sociales siguen siendo las mismas. También se puede apreciar: que se ridiculiza a la mujer fea a través de Tootsie; que se muestra una infantilización de la mujer bella a través de Jessica Lange; y que se hace un estereotipo de una mujer histérica como Teri Garr; juntamente con un chorro de tópicos masculinos… Esta película sirve también para mirar a nuestro alrededor y observar que es más complicado ser hombre que ser mujer. Me refiero, básicamente, al mundo occidental, que es en el que nos movemos…
En el pasado (y florido) mes de mayo, los incondicionales amantes del séptimo arte tuvimos la suerte de saborear cinco dulces caramelos cinematográficos, servidos en bandeja de plata, para que nuestro amor al “cine en compañía” se retroalimentase y nos sirviese de ungüento anímico de diversión y esparcimiento creativo; mientras nuestra imaginación fue realizando un vuelo divertidísimo, haciendo acopio de fuerzas psicológicas y mentales (invisibles), para hacer más ilusionante y agradable la vida cotidiana. Este segundo ciclo de humor ha supuesto tomar (semanalmente) un divertido sustento cultural, que nos proporcionaron (desinteresadamente) los promotores del Cineclub El Ambigú… Buena medicina (cual droga legal), la que nos hemos chutado en este inolvidable mes cinéfilo, por cinco veces nada menos. Anímense ustedes a hacer lo mismo… ¡Quedarán más que satisfechos…!
Torre del Mar, 22 de agosto de 2013.