La crisis actual, algo más que un problema económico

Para conocer realmente el progreso de un pueblo hay que analizar, más que la evolución de la “prima de riesgo”, la forma como se manifiesta la justicia, la solidaridad, la generosidad… de su gente.

Desde la Ilustración, muchos intelectuales han estado empeñados en demostrar que somos exclusivamente, al igual que los demás seres vivos, la expresión de un programa recibido de nuestros progenitores, idea que la ciencia parecía avalar al poder explicar muchas de las razones físico‑químicas de lo que somos y cómo nos comportamos; pero la ciencia es, según nos decía Popper, falsable y laberíntica; y, actualmente, los genetistas, neurocientíficos y antropólogos han podido comprobar que nuestro genoma ‑el “softward” que establece nuestra potencialidad y comportamiento‑ es prácticamente idéntico al de nuestros antepasados de hace 20 000 años, siendo la cultura la que incide sobre el hombre y, como si de una varita mágica se tratara, hace que este pueda manifestarse como los griegos lo hicieron en el siglo de Pericles, los españoles en el califato o los alemanes en el Tercer Reich. Somos, casi todo, producto del sistema de valores que elegimos y, si establecemos como principios la trampa, el egoísmo, la violencia, etc., el resultado no será otro que nuestra propia destrucción. ¿Será la crisis actual, más que un problema de finanzas, un problema de valores?

La amistad es un valor extraordinario que enaltece a la sociedad que la cultiva, y la canción “Friends for life” es una bellísima obra compuesta para los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992. En estos momentos, los españoles de cualquier sitio, edad o condición se han solidarizado con las víctimas del accidente ferroviario y, quizá por ello, al oír esta canción se siente una emoción especial.

delmoraldelavega@yahoo.es

 

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