Había pensado en las anteriores crónicas, ocho en concreto, para rellenar de una forma algo amable estos meses del verano, tal que abandonara mi tono épicamente catastrófico con el que me mantengo enredado desde hace mucho tiempo. Me he quedado algo corto, porque el verano todavía colea y lo gordo se nos vendrá entrado ya septiembre, queramos o no.