30 prosas de amor, 27

Escondidos, abiertos, otoñales, viejos troncos plantados por la lluvia, y la luz de amarillo nos dormía. Era todo de luz, luz en los ojos del paisaje de juncos, luz y estrella de infinitos lejanos.

La luz quieta seguía dibujando meandros, arriba las montañas claras, limpias, rotundas con el verdor abajo, besando un pie de roca, amarillo otoñal en los ramajes de una madre voraz, el paraíso de la luz en tu rostro imaginado.

Lo sueño cada noche, tu nombre en ese viento que recorre la luz de estos misterios inmensamente solos, como el alma que habito. Tras el sueño soñado, me llega la mañana con tu silencio a cuestas, la ola descendía a devolverme la luz, tu luz, la vida. Creonte en cada espera me dice que es urgente cruzar la fiel frontera, allá, lejos del aire, la luz se estanca quieta con su sonrisa leve.

…Y luego vino Daniel con su cara redonda y su escondida sonrisa.

 

donrafael@andaluciajunta.es

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