30-11-07.
Del 23 al 26 de noviembre de 2007 hemos vivido unos días llenos de descubrimientos. Diego sabía que nos íbamos a sorprender, porque lleva más de cuatro años generosa y amorosamente enganchado al entorno marroquí. Pero lo que nunca le había pasado es que Tetuán se le convirtiera en una especie de océano, gracias a la abundante e interminable lluvia atormentada de casi tres días, que convertía las aceras en ríos que iban a desembocar al interno valle de la doblemente enhiesta ciudad tetuaní. Y, justamente, la mayor cantidad de lluvia nos cayó cuando caminábamos hacia el Teatro Español, para asistir a la representación del grupo Teatro Musical Jábega, que cerraba el III Festival de Teatro Multicultural Internacional de Tetuán.
Parte del grupo intenta mover el autobús averiado.

Sin embargo, esto no es todo lo inesperadamente ocurrido. Cuando iniciamos el viernes el viaje de ida hacia Algeciras, el autobús se averió y, a pesar del esfuerzo que algunos componentes del grupo hicieron para arrancarlo, tuvimos que esperar la llegada de otro. En este suceso sí estuvimos afortunados, porque el hecho ocurrió cerca de Málaga y el autobús sustituto sólo tardó una hora en llegar. Como Diego había sido prudente ‑al anticipar nuestra salida una hora‑, pudimos coger el barco que tenía previsto.
Hasta aquí lo más inesperado e incómodo. Todo lo demás ha sido positivo e impresionante. El alcalde en funciones de Tetuán nos esperaba en la frontera para agilizar los trámites; nos ha acompañado en muchas de nuestras visitas; y, en la matinal de su Ayuntamiento, nos invitó a unas típicas pastas marroquíes, acompañadas de té y de otras hierbas. Asimismo, la Dirección del Teatro Multicultural Internacional de Tetuán nos invitó a la cena posterior a la ceremonia de clausura del III Festival.
Diego y Eva Martínez, la directora del grupo, en el Parlamento.

La Medina es un laberinto asombroso de personas y objetos. No me podía imaginar tanto recoveco, tanta estrechez, tantas tiendas… Y, al mismo tiempo, tanta tranquilidad y afecto. Me detuve a hacerle una foto a una gata que dormía con su cría en un rincón de la calle, como si estuviera en casa. Yo iba el último del grupo, que siguió adelante. Juan Haro Ramos, el penúltimo componente del mismo, advirtió mi ausencia y se detuvo para guiarme por tan complicados recodos. Llegamos a un cruce y optamos por una dirección: nos dimos cuenta de que no era la que habían tomado los compañeros y nos volvimos. Al llegar, otra vez, al cruce, un atento vendedor nos indicó que nuestro grupo había tomado la dirección que nosotros desechamos en principio. En ese momento sonó mi móvil, buscándome. A los pocos instantes nos agrupamos y entramos en una amplia tienda, para realizar alguna compra de los buenos, bonitos y baratos productos marroquíes.
Foto enviada por Diego Rodríguez Vargas.

Tras esta visita, a las trece horas, fuimos al Instituto Cervantes, en cuyo salón de actos Diego Rodríguez Vargas hizo la presentación de La magia del musical, la obra que íbamos a contemplar por la tarde en el Teatro Español. Le acompañaban en la mesa el presidente de Interreg III, Juan José Ponce, y Abdeslam Chaachoo, director del Festival Internacional de Teatro de Tetuán.
A las siete de la tarde, a pesar del enorme mal tiempo (la ciudad estaba en alerta roja, pero no nos lo dijeron para no preocuparnos), el teatro se encontraba prácticamente lleno, media hora antes de iniciarse la representación, que fue cuando entramos en él para ocupar los asientos que amablemente nos había reservado el Ayuntamiento de Tetuán.
La magia del musical ha sido un disfrute intenso, por la selección de los distintos pasajes musicales tomados de estas obras: Cabaret, Los miserables, El hombre de La Mancha, Notre Dame de Paris, Evita, El fantasma de la ópera, Grease, Rent, Moulin Rouge y Hoy no me puedo levantar.
Los actores hablaban, actuaban y bailaban en directo; y las canciones elegidas las interpretaban, bien en directo, bien siguiendo una grabación suya, previa. El guión que engarzaba unas interpretaciones con otras había sido realizado por Eva Martínez, la directora del grupo. El vestuario, el maquillaje, la actuación y la interpretación fueron excelentes. Quedamos asombrados por el impensable mérito de un conjunto teatral tan joven y tan acertado en su manifestación artística. Algunos padres estaban presentes y sonreían, llenos de emoción y de satisfacción.
Foto enviada por Diego Rodríguez Vargas.

Y, junto a esta hermosa experiencia artística, he sentido otra intensa emoción humana, que me ha llenado de afecto hacia los habitantes de la ciudad. Nos quieren, nos respetan, desean ser nuestros amigos, piden nuestra consideración…
Este viaje me ha servido para comprender por qué Diego vive tan intensamente su intercambio cultural con los marroquíes.