Desolación

31-07-07.
CREYERON EN LA DESOLACIÓN, EN EL CAOS, y habitaron
en las regiones transparentes. Cruzaban los bosques
traslúcidos, pequeños universos como ascuas. A veces bajaban
las nubes pobladas de ciegos caballos de crines de fuego.
Habían visto los altos rostros de los planetas, las cúpulas
inaccesibles de lívidos colores que remataban el ocaso.

Durmieron confiados, intrusos, en las fauces aún ardientes de
los cráteres que conservaban el olor de joyas gastadas por la
muerte de emperatrices niñas. Llegaron a desiertos donde sólo
unos instantes todo permanecía en su sitio: osamenta de
camellos, dunas, víboras cornudas, ruinas
de mármol veteado de sangre, oasis. Y pájaros de azufre
escribían en el aire con lápices de ceniza.
En las cordilleras, las cumbres eran castillos
que aún no tenían forma, ni habitaciones de huéspedes,
ni cámara de instrumentos musicales, ni bodega, ni patio
de armas o torres de homenajes, ni en ellos se oía el furor de
las revueltas ni las risas histéricas de las damas aburridas y
sus bufones.

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