Del padre Natera

14-09-06.
Paco Fernández ha enviado un correo en el que dice, entre otras cosas, lo siguiente:
«Este verano ha estado en mi casa un hijo de María, una de las viudas que nos atendía en la cocina y en el comedor, bajita de estatura y vivaracha, que era de Andújar. No sé si te acordarás de ella. Fue jesuita, estuvo misionando en Paraguay. Allí colgó los hábitos y, vuelto a España, estuvo viviendo en mi casa, en Barcelona, hasta que encontró trabajo y casa. Antonio, que es como se llama, está también ligado a la Safa -fue alumno en Andújar- y de allí se marchó al noviciado. Te digo esto porque cuando le comenté lo de nuestra asociación y nuestra página web como nuestro medio comunicación, se mostró muy interesado en la posibilidad de, bien a través de artículos en ella, bien mediante una intervención en nuestra asamblea anual, o por ambos medios, recuperar la memoria del Padre Natera.

Si recuerdas, fue Padre Ministro de la Safa en Úbeda. Durante el tiempo que lo fue se preocupó profundamente por la situación social y económica de todos los empleados Safa. Y de sus alumnos. Las medidas que tomaba para promover la justicia social eran tan radicales que le tildaron de «loco» y como tal lo internaron en un psiquiátrico. Posteriormente salió de la Compañía. Pues, curiosamente, en el libro de la historia de la Safa que escribió el padre Bermudo, en el que se cita a todos los curas que han pasado por ella, no se menciona en absoluto el paso y las actuaciones del padre Natera en la Safa.
La verdad es que a mí también me entusiasmó la idea. Creo que podría ser interesante el dar a conocer, o mejor recordar, a una persona consecuente hasta el extremo con sus ideas cristianas de pobreza evangélica y justicia social que le llevaron primero a un psiquiátrico y posteriormente a colgar los hábitos. Se casó. Tuvo un hijo y, poco antes de morir en un accidente de circulación junto a su mujer, escribió un libro, en el que exponía su pensamiento, que dedicó a su hijo en una carta que resulta emocionante.
Es posible que tú te acuerdes de él mejor que yo. El único recuerdo que yo guardo de su paso por la Safa (yo debía tener 12 ó 13 años) son los dos jabalíes que nos comimos, fruto de una de las cacerías de su padre. Como puedes apreciar, mi recuerdo es tremendamente pobre. Pero es posible que compañeros mayores que nosotros tengan recuerdos mucho más sustanciosos sobre su paso por Úbeda.
Se podría poner algún tipo de nota o referencia en la página web para que todo aquel que tuviera algo que decir sobre él lo comunicase. Con todo lo que se recibiera se podía confeccionar una especie de artículo recordatorio sobre su personalidad que enmarcara la lectura de la carta que le escribió a su hijo. Todo ello podría ser el contenido de una intervención para nuestra asamblea del próximo mes. Posteriormente, se podrían ir publicando artículos con la transcripción del contenido de su libro.
¿Qué tal te parece la idea? Sé que queda poco tiempo, pero se podría intentar si lo vez conveniente».

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