Las viejas palomas del campanario del colegio

Aquella feliz idea del “Coto escolar” había “cuajado” en lo más profundo de aquellas mentes infantiles que con un mimo maternal, tutelados por algunos maestros, cuidaban aquellas tiernas avecillas que se multiplicaban, día a día, para gozo y encanto del Sr. Director, que las mostraba ufano a cualquiera de las numerosas visitas de que era objeto la Casa-Madre.

Algunas, como los canarios, estaban controladas. Fue prenda el regalado a D. Camilo Alonso Vega, entonces Ministro del Interior ‑aunque entonces no se decía así‑, responsable de la Guardia Civil y antiguo defensor de Álava frente a la vesania roja; pero que con gran desesperación del experto, resultó ser canaria, hecho deducido, según cuentan las crónicas, por la mudez del pájaro más que por un examen del sexo.

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De cómo se aprobaron las Matemáticas de 7.º

Cuitado andaba aquel curso el inefable padre Navarrete porque, a su leal saber y entender, sus alumnos de Magisterio andaban cortos en las Ciencias Exactas y Físicas. Demasiadas Letras, que al fin y a la postre poco dinero dejaban a la menguada paga de sus maestros, obligados por necesidad a completarlas con clases particulares. (Esa fue, aunque parezca mentira, la razón ùltima que me argumentó personalmente como Delegado de Curso que era a la sazón. Al igual que la asistencia obligatoria al ensayo de canciones los domingos por la mañana, medida sin precedentes para los alumnos de 8.º porque, según él, nuestra ausencia ‑eramos sólo 16‑ se notaba en la masa de 350 alumnos).

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Cartas de adhesión

NUNCA ES TARDE…
Por José González Pertíñez.
Sin tópicos ni necesidad de más llantos sobre el difunto, aunque en este caso, gracias a Dios, nuestro querido P. Mendoza esté vivo y muy vivo para muchos años, ya es hora de reconocer públicamente tantos méritos acumulados.
El P. Mendoza ha quemado su vida junto a nosotros sin pedir nada a cambio. Más que padre ha sido madre, en unos años difíciles por sus carestías de afecto y comprensión. Supo llenar el difícil hueco dejado por el P. Gómez en unos momentos de dificultades económicas y afectivas. A él le debemos las primeras aperturas sentimentales, por llamarlas de alguna forma, con aquellos guateques femeninos, cuando las chicas aún estaban “estigmatizadas” con el fuego medieval de la separación absoluta de sexos.

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Hasan, el último eslabón del viejo comercio marroquí

04-07-06.
Inmóvil, en su viejo y pequeño Dukan, Hasan es el típico representante de miles de pequeños comerciantes marroquíes que se ganan la vida vendiendo pequeños artículos, en una gama múltiple y heterogénea que no sólo abarca un gremio, sino que invade los próximos y hasta los más lejanos. Lo mismo mezclan agujas, que paquetes de té, que panes redondos de trigo hechos a mano en la cocina familiar, que azúcar, faroles, quincalla y un largo etc. y ¡asómbrese!, en el increíble espacio de 4 m2. Mostrador y puerta son la misma cosa, aprisionando al bueno de Hasan que ofrece la mejor de sus sonrisas, prisionero en un espacio tan exiguo, sirviendo al potencial comprador en la mismísima calle, donde una simple visera de hojalata sirve para protegerle de la lluvia y el sol, aunque este sólo esporádicamente llega a penetrar la estrechísima calle que serpentea en la escarpada medina, donde es fácil perderse.

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Vivencias marroquíes

Zifaf en Xauen. Una boda popular
Said hoy sí es feliz: su hermana Rachida, tras un año de preparativos, se casa. Va a ser una boda sencilla, solo durará tres días, pero desproporcionada para sus medios económicos. Música y comida, los principales ingredientes de las bodas marroquíes no van a faltar a sus parientes venidos de los cuatro puntos cardinales de Marruecos y Europa, amigos íntimos y vecinos que generosamente contribuyen con sus humildes casas a albergar a tan numerosa clientela que no cabe materialmente en su casa.

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Abd-al-Karim, el converso

En Xauen, muy lejos de su Salamanca natal, pasa sus noches ‑que no sus días‑ este español, castellano atípico, que hace del año un eterno ramadán. Posee las virtudes de la vieja estirpe castellana ‑sincero hasta la desnudez y acogedor como un samaritano‑, trastrocadas al islam del viejo Al Ándalus de sus ancestros, que las han acentuado aún más.

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Umar, la emigración sangrante del Sur

25-05-06.
¿Habéis estado alguna vez en Tánger? Cuando entréis en la ciudad por su puerto, salid por la puerta de tránsito de camiones. El espectáculo, si así podemos llamarlo, merece la pena y os ayudará a comprender en instantes el drama marroquí porque aquí, sobre el pretil, que corona la pasarela de acceso a la vieja Qasba, languidecen siempre un puñado de adolescentes marroquíes acechando el paso de los camiones que entran al puerto para embarcar hacia Algeciras.

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Muhammad, universitario marroquí

Muhammad es un caso insólito es este Marruecos sorpresivo que nunca llegas a entender. Quiere licenciarse en Filología y Literatura española en un medio hostil francófono donde más del 60% de la juventud está en paro y una ínfima minoría accede a la Universidad, contándose con los dedos de la mano las raras avis hispánicas.

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