Por Fernando Sánchez Resa.
Creo que Pedro Mora ha escogido el mejor momento para presentar su libro “Ube y Zara”, ya que hoy ha comenzado el IV Encuentro del Antiguo Alumno Safa, que coincide con el 75 aniversario de la apertura del centro de Úbeda, y que va a servir de pistoletazo de salida a una serie de actividades que vienen a recordarnos que mucha gente pasamos por aquí cuando estábamos naciendo a la vida.
Comenzaré agradeciendo sinceramente a Pedro Mora Figueroa la deferencia que ha tenido conmigo ofreciéndome la presentación de su libro “Ube y Zara”, en este marco incomparable en el que nos encontramos, que tan buenos recuerdos y resonancias me trae, pues esta Aula Magna está ubicada exactamente en la clase que tuve en 1º de magisterio, allá por el año 1970, a mis 16 años. No me pasa a mí, ahora, como a Joaquín Sabina cuando recuerda los colegios de su infancia y adolescencia (La Milagrosa y Los Salesianos) que ya no son lo que eran; aunque un poso de nostalgia, sí que me embarga…
Tuve la suerte de conocer a Pedro gracias a la Revista Amalgama, que tan bien pilota, y a estos encuentros que anualmente realizamos. Como él, cuando yo termine mi presentación, va a ser el que explique más exhaustivamente el contenido del libro con la ayuda de un power point, me voy a limitar a hablar de sus dos autores y a decir algo de “Ube y Zara” y de las variadas impresiones que me ha causado su lectura, como un lector más, con el fin de abrirles a ustedes el apetito lector.
En primer lugar, ahí va un sucinto currículum de ambos autores.
Ricardo Martínez Olivera nació en 1940, en Barcelona. Es perito industrial y tiene doble diplomatura: en Marketing, por el Centro Europeo de Organización, y en Cepreven (prevención de incendios). Ha trabajado 10 años en la fabricación de adhesivos industriales y durante 35 ha realizado proyectos y ejecución de instalaciones para prevención de incendios. Tiene otras muchas ocupaciones y aficiones, entre las que destaco: ha impartido cursos prematrimoniales; es un gran aficionado al cine en todas sus facetas; y actualmente participa en una tertulia literaria con Pedro Mora, además de haber escrito varios relatos cortos.
Pedro Mora Figueroa, aquí presente, nació en 1941, en Villanueva del Arzobispo. Es Maestro Industrial y Diplomado en Pedagogía por la Universidad de Zaragoza. Ha trabajado durante 5 años en la Junta de Energía Nuclear (División de Física) y 8 fue monitor de electrónica en el PPO. En Electrónica Clarivox desempeñó el cargo de Director Técnico durante 17 años. Los últimos 15 de su haber profesional ha sido Director Técnico de Electrónica Cerler. Pero tiene otras muchas aficiones y ocupaciones, de las que entresaco: es coautor de una obra en 5 volúmenes de electrónica y TV en color; desde su jubilación, pinta al óleo, asiste a una tertulia literaria y participa en la publicación de varias revistas, entre ellas, nuestra sin par “Amalgama”, de la que es su director y alma máter.
Ambos están afincados en la capital del Ebro: son hombres de ciencias, pero también aficionados a las letras; y que practican diariamente la verdadera actividad que hace felices a todos los seres humanos: la franca y limpia amistad; ya lo decía Abraham Lincoln: «Al final, lo que importa no son los años de vida, sino la vida de los años».
Con la publicación de “Ube y Zara”, Pedro Mora retorna, una vez más, a su Ítaca más soñada y admirada: la Safa de Úbeda. Pedro es un hombre dinámico, que le interesa todo lo cultural y principalmente si tiene el marchamo de safista, pues aquí mamó sus primeros calostros educativos y culturales, quedando enganchado para siempre a la magia y a la fuerza que imprime esta gran tahona educativa que es la Safa, en general, y la Safa de Úbeda, en particular; y más, en aquellos lejanos años de la dura posguerra…
Ahora, a la sombra del Moncayo, en su Zaragoza cotidiana, desarrolla su extensa y dinámica labor cultural mientras suspira por el sur. Es un emigrado que aporta toda la sabiduría y el buen hacer que ha mamado desde su cuna en Villanueva del Arzobispo y su nacimiento cultural en Úbeda.
Por eso, es él quien ha ideado a la pareja de damas que representan Úbeda y Zaragoza, con nombres apocopados, para ponerse más a tono con la sociedad actual, al igual que lo hace con las nuevas tecnologías a una edad en que es bien difícil buscar recambios a antiguos aprendizajes. “Ube” y “Zara”, diminutivos de ambas ciudades, desde hoy nacidas por la quijotesca imaginación de Pedro y la colaboración de Ricardo, mediante un duro y esmerado trabajo, pues han publicado este volumen de 396 páginas, tirando más a libro de consulta que a formato de novela, con una portada llamativa e interesante a todo color, con dos postales preciosas de sendas ciudades (dibujadas por el artista Pedro Mora), separadas por una franja roja con los nombres de sus autores y, en su interior, algunos preciosos dibujos de monumentos de Úbeda, de Paco Bordés. La contraportada, toda en blanco, lleva al final los dos escudos de las ciudades impresos y una bonita frase que irá también repitiéndose en todas sus páginas: «“Ube” y “Zara”, amigas para siempre». Es un libro que sabe conjugar magníficamente cultura, historia, geografía, literatura…; ofreciéndonos una joya que enamora al lector, tanto por su letra amable como por su florida, irónica y hermosa prosa que servirá para que propios y extraños podamos beber en esta fuente inagotable de cuadros sinópticos, acendrados resúmenes de cada siglo, tablas cronológicas, preciosos dibujos, emotivas fotografías…, de dos ciudades hermanadas por obra y gracia de sus aguerridos autores. Las fotos en blanco y negro mejoran y enaltecen el libro de una manera encomiable, aunque el color le hubiera dado mayor luminosidad, pero lógicamente su costo sería mayor y venderlo a siete euros, que es el precio con el que Pedro nos lo ofrece, es una baratura al alcance de cualquier bolsillo. En el apéndice, a mi entender, ha faltado el traje regional de Úbeda y su bolero, para compensar la jota y al traje regional maño.
Su condensado índice muestra todo lo extenso que va a ser el libro, pues abarca todo la historia, e incluso la intrahistoria, desde el Paleolítico hasta finales del siglo XX, del encuentro entre las dos ciudades por obra y gracia de sus autores.