Por Fernando Sánchez Resa.
Ahora les voy a presentar algunas perlas y curiosidades, sacadas de este libro, para demostrarles que no miento.
—Mala racha de políticos que nos alumbran al final del siglo XX…
—Nos refresca la memoria con la sabida convivencia de las tres culturas: musulmana, judía y cristiana; y, también, del machismo originario judío por el que la mujer debe ser esposa y madre, mas no instruida; y, en caso de adulterio, la presunta culpabilidad siempre será para ella.
—Los hombres caen porque siempre tropiezan en la misma piedra.
—Es muy elocuente el período de los reinos de taifas por su lejano parecido a la situación administrativa actual española; y nos da un sabio consejo: no potenciar las rivalidades regionales, pues el odio engendra odio y separación.
—En razón a nuestro continuo belicismo o enfrentamiento cada cuatro generaciones, o sea cada 100 años, la pregunta será: «¿Es que el sol peninsular nos vuelve locos y cada cuánto tiempo tenemos que pelearnos entre nosotros?».
También señala coincidencias entre ambas ciudades:
—11 parroquias tenían Úbeda y Zaragoza en el año 1365.
—Tanto en Úbeda como en Zaragoza es costumbre depositar, en los conventos de monjas, docenas de huevos implorando buen tiempo para el día de la boda.
—Diego, hijo de Francisco de los Cobos y de doña María de Mendoza se casó con la aragonesa doña Francisca Luisa de Luna y Mendoza, VI señora de Ricla.
—Los repobladores de Úbeda, tras la reconquista, fueron castellanos; mientras que durante la reconquista de Zaragoza, en 1126, por Alfonso “El Batallador”, fueron mozárabes.
—Ocho meses tardó el poderoso ejército francés en doblegar a los zaragozanos, mientras que Alfonso “El Batallador” lo consiguió en 1118, en siete meses, y sin derramamiento de sangre.
—Akil, el último sultán de Ubbadza (Úbeda), abandonó para siempre la ciudad de los árabes, acompañado de los suyos a su destierro a Granada, donde lloraría la pérdida hasta el final de sus días.
Y también nos regala agudas reflexiones:
—Sobre los tiempos de bonanza económica y prosperidad que merman los creadores de cultura e intelectuales; y en los tiempos de crisis y adversidades, afloran con todo su ingenio.
—Con motivo del primer sitio de Zaragoza: «En este país, pocas veces nos ponemos de acuerdo ni en los momentos más trágicos de nuestra historia». «Es como si los humanos llevasen incrustados en sus carnes el gen del enfrentamiento continuo de la guerra».
—Tocar el bolsillo de las élites es siempre un problema sin solución; lo podemos ver en cualquier momento de nuestra historia.
—Los humanos, con tal de ejercer el poder o imponer sus ideas, son capaces de cualquier cosa. ¡Cómo abusan de la propaganda para modificar las apariencias!
Y nos devela algunas curiosidades:
—El cardenal Cisneros obligó a registrarse con el apellido del progenitor; ahora, la modernidad que disfrutamos nos permite intercambiar, a placer, el del padre o el de la madre en primer o segundo lugar…
—Un hecho curioso: la aportación de los carlistas fue la riquísima y famosísima tortilla de patatas que fue inventada por el cocinero de Zumalacárregui.
Este libro nos habla del florecimiento de las publicaciones periodísticas locales en Úbeda, en contraste con la sequedad actual: siete periódicos había en las primeras décadas del siglo XX en Úbeda; ahora no hay ninguna: últimamente desaparecieron Ibiut, Gavellar, Úbeda Información, etc.; por lo que vivimos más bien de la protección o caridad de la vecina Baeza o de nuestra capital provincial.
No podía faltar la oportuna y necesaria mención del padre Rafael Villoslada y la familia Benavides‑Bueno con la fundación de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia.
¡Ah!, qué bonitos recuerdos me trae la frase que Pedro Mora pone en boca de nuestros antiguos y queridos maestros de primaria, cuando llamaban a nuestros padres para comunicarles: «Tu hijo vale para estudiar, sacrifícate y te alegrarás el día de mañana».
Finalmente, les voy a leer una interesante descripción de la historia de Úbeda de los almorávides (páginas 123-124), para que ustedes juzguen. Han de saber que nuestros antepasados ubetenses, en aquel tiempo, eran chiítas (no ortodoxos) y los almorávides, sunitas (ortodoxos).
¡Enhorabuena, autores!
Aula Magna de la Safa de Úbeda, 3 de junio de 2016.