24-10-2008.
(HUMANOS INHUMANOS)
30-8-1979
Me sonrío y te recuerdo, madre,
tus consejos sin resistencia,
tus ejemplos de cariño,
tu paciente olvidar,
¡ingenua!,
todo se ha ido con esta tarde de rojo.
Salió sonriente, alegre,
lleno de ansias de vida,
saludando a todos,
amigo limpio,
¡emocionado!
Con alma caliente y con prisas por darse.
Ya lento mira cara a cara,
no tiene que ocultar nada.
No comprendía qué hacían allí
sus caras vacías
¡rodeándole!
Pegando fuerte con varas largas.
Hierros afilados en su torso humillado,
música alegre a chorros
y engaños mezclados.
Él, con los ojos grandes,
¡asombrado!
Me miraba y taladraba el aire despacio.
Y se reían, madre,
los hombres se reían,
gritaban y se reían.
Pero si hay sol, y cielo…
Lo mataron con una afilada espada,
tan de pronto, tan de corto,
el calor y la mañana
y una capa preciosa grana,
¡valiente!
Con orejas cortadas en trofeo de la matanza.
Y se reían, madre.
La mirada de mi hermano,
tan perfectamente vivo,
tan mezquinamente muerto,
me mostraba impasible
los engaños de la gente.
«¡Otro!», gritaban.
Me quedé solo echado tan frío…
Mas no temas, madre,
cuando yo salga a la plaza
lo olvidaré todo.
Poco a poco me quitarán
las fuerzas con sus chanzas,
pero, hasta mi muerte,
seré fiel a sus locuras,
y con mi caída en la arena
les daré el perdón a sus risas y a sus ansias.
Porque sí hay cielo,
y sol
y esperanza.
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