El frontón de Antígona
Por Diego Rodríguez Vargas
Mi vinculación con el mundo del arte dramático no sólo fue a través de la lectura. Cada año los alumnos del último curso de Magisterio de la SAFA de Úbeda representaban al final de curso una obra clásica en un gran escenario que se colocaba delante de la majestuosa fachada de la iglesia del Colegio. Un Cristo imponente, obra de Palma Burgos, lucía sobre una triple arcada con columnas pareadas de orden toscano. Decorado ideal si conseguíamos colocar sobre los arcos un frontón griego, ya que la obra era “Antígona”, de Sófocles. Los actores eran del curso superior al mío. Los encargados del montaje y logística de la representación correspondían a mi curso. El caso es que me adjudicaron el frontón con la inestimable ayuda de un antiguo alumno, conocido por sus habilidades como artista plástico, destinado de maestro en el Grupo Escolar del Colegio que dirigía don José Antonio Fernández Pastor. Yo me encargaría de la construcción en chapón y madera del frontispicio y él pintaría los motivos mitológicos. El taller de carpintería de Formación Profesional, a mi servicio. Lo harían con las medidas y diseño que les facilitara.