“Scaramouche”

Llegó la esperada jornada vespertina del jueves -11 de junio de 2015- que parecía más otoñal que veraniega, pues había refrescado bastante y hubimos de volver a echar mano de las rebecas para paliarlo.

Mientras la música de jazz expandía sus ondas en el auditorio del Hospital de Santiago, los cinéfilos de siempre nos disponíamos a visionar otra nueva película de aventuras y espadachines: “Scaramouche” (Scaramouche, 1952) en versión castellana, ya que -según nos explicó Andrés- el doblaje estaba perfecto. Nos confirmó que George Sidney era el mismo director que el de la película proyectada la semana anterior (“Los tres mosqueteros”, 1948); y que le había salido estupenda (seguramente, la mejor, a su parecer), en donde están representados varios géneros cinematográficos: humor, acción, amor, aventuras, etc. Los actores principales eran conocidísimos por el público y todos estaban estupendos y geniales. Incluso nos desveló que en las escenas finales de esgrima -filmadas en el teatro de París- se lesionó el primer actor –Stewart Granger– varias veces; pero su constancia y audacia permitieron que se terminase de rodar la película -con algunas interrupciones- una vez curado totalmente. También añadió que estaba basada en la novela “Scaramouche” de Rafael Sabatini (1921), siendo esta peli su segunda adaptación en 1952. La primera fue muda y se rodó en 1923, a las órdenes de Rex Ingram.

Andrés remató su faena presentadora resumiéndonos el argumento, sin querer ser spoiler: Scaramouche fue el espadachín más famoso y charlatán del siglo XVIII. Además de ser un guapo y polivalente personaje que trabajaba en una compañía cómica trashumante, mientras iba contándonos sus propios enredos e historia oculta personal, siempre enamorado de su pareja teatral, hasta que se le cruza en el camino otra bella dama de la que queda eternamente enamorado -al igual que ella de él-, acabando el enredo con el final que todos estábamos deseando.

Es un filme emblemático de capa y espada, ambientado en un momento anterior a la explosión de la Revolución Francesa, que pondría fin al antiguo régimen, con una fotografía exuberante -en su luminosidad cromática- gracias a hermosos escenarios naturales, salpicados con decorados que cuesta discernir sin son de cartón piedra o realidad.

El guión está escrito por Roland Millar y George Froeschel y se rodó en los exteriores de Château de Pierrefonds (Oise, Francia) y del Golden Gate Park (San Francisco, CA) y en los platós de MGM Studios. La acción dramática tiene lugar en Gavrillac, La Croix y París, en la primera mitad de 1789.

En esta cinta se presenta la lucha entre el bien y el mal, mostrando la belleza de sus actrices de forma diamantina (Eleanor Parker y Janet Leigh); siendo destacables: el vestuario, las localizaciones y la música de Victor Young que les acompaña. Se cuenta la historia de André (Stewart Granger), mujeriego y alegre petimetre que, cuando su mejor amigo muere a manos del marqués De la Tour (Mel Ferrer), decide vengarse, teniendo el inconveniente de que su enemigo es un maestro en el arte de la esgrima y él no sabe apenas cómo manejar una espada.

Cuando terminé de ver esta película, me acordé de Star Wars, por la trama, en la cual el protagonista tiene que aprender esgrima para luchar contra su enemigo, así como el lío amoroso entre la que cree su hermana y la que le ayuda a escapar de los malvados, su antiguo amor.

Scaramouchees un puro divertimento de una época en las que las películas se hacían con cariño y los espectadores eran bastante más ingenuos que ahora. Por eso, creo que hemos perdido algo con el paso de los años -en el cine-, ya que muchos géneros han ido muriendo poco a poco -o debilitándose-, hasta quedar casi inexistentes (western, cine negro, musical…).

Así que pasamos una tarde-noche estupenda -con este filme estadounidense- que la mayoría de los asistentes ya habían visto. Yo no; quizá por eso la disfruté tanto, ya que la amalgama de aventuras, evasión, espadachines, escenas de drama y comedia, amor novelesco e irreal en ciertos momentos, acción, romance…, provocaron que pasásemos una velada entretenida, que fue premiada -como no podía ser menos- con un largo y sonoro aplauso.

Nuestro cinefórum particular lo hicimos camino de nuestros hogares, charlando de la película y de otros temas convergentes o tangenciales, que nos acortaron mentalmente el trayecto de vuelta. Habíamos presenciado un sueño hecho realidad, que luego -cada cual- reelaboraría de mil formas y a su manera.

Entre tanto, la noche se había tornado fresca, algo impropio de la fecha en la que estábamos; y eso que llevábamos dos horas de adelanto con respecto al horario solar, por lo que la luminosidad del anochecer fue un regalo imprevisto y tangible a la salida del Hospital de Santiago, en donde ya estaban montados -en su patio- los toldos y tenderetes para que el sábado, 13 de junio, las primorosas y emprendedoras encajeras de Úbeda recibiesen a sus compañeras de toda España, con esta postal de cine –en ese marco incomparable- para pasar un más que bonito y emotivo encuentro, entreverado de cariño, admiración y amistad.

Úbeda-Sevilla-Torre del Mar, 28 de octubre de 2019.

fernandosanchezresa@hotmail.com

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