Por Fernando Sánchez Resa.
Es normal que, en el devenir de la vida laboral, vayamos transitando por distintos y variados estados de fortaleza y ánimo que, a mi entender, forman la famosa campana de Gaus, en la que se comienza con mucho ímpetu e ilusión hasta que se llega al umbral más alto, en el que confluyen las fuerzas físicas y mentales propias, para que se pueda alcanzar la plenitud laboral, consiguiendo muchas de las metas y objetivos propuestos, hasta que poco a poco van declinando el dinamismo y fulgor de las fuerzas físicas y mentales, pudiendo llegar a su nivel más bajo, que justamente suele coincidir con la jubilación.