Las islas inventadas, 04

Por Manuel Jurado López.

 

XVI

El sol, en su caída,

hundía sobre el mar

su castillo de fuegos

-¡cuanta luz roja!-,

la piel de mil naranjas

y un derrame violáceo

de cuerpo de doncella.

 

Contemplar el ocaso

con el alma gastada

de tanta soledad…

De espaldas, la marea

devuelve el misterioso

rumor de los colores

y la noche se anuncia

con sus roncas trompetas.

 

XVII

No esperes más milagros

que la luz en la arena,

el aire transformado en un tejido

flotante y luminoso.

La isla, a la deriva,

nos aleja del mundo

teñido de escarlata.

 

XVIII

Si siente el pez

el peso de las olas

tu lengua lo rescata.

El olor de las algas

trae noticias:

la piel de los ahogados.

 

XIX

Las islas, rodeadas

de animales marinos,

de ulises, argonautas

y temblorosas naves

cargadas de silencio,

flotan sobre las nubes

que el espejo del mar

ha reflejado.

 

XX

Pensándolo mejor,

todo entusiasmo nace

de la intensa lujuria de las olas,

de su bravo insistir

sobre un cuerpo de arena.

Nunca se cansa el mar

de morder los tobillos

de los sueños feroces.

juralopez42@msn.com

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