Por Margarita Latorre García.
Querida mamá:
Pronto hará tres años que te fuiste y también pronto hubieras cumplido cien años; tú siempre decías que no querías llegar a esa edad bíblica y parece que Dios te hizo caso, aunque te dejó muy cerca de ella.
Desde que no estás aquí han pasado muchas cosas: tres años dan para mucho. Bastante gente, más o menos joven, ha cogido la barca de Caronte y ha pasado ya la laguna Estigia; así es que, el susodicho, con cada moneda de sus pasajeros, tendrá un tesoro que ni te cuento…
En nuestra familia, todo sigue su curso; los nietos de Pepe: Andrés, Nicolás y José, siguen tan deportistas como siempre. Sobre todo el pequeño que ha fichado por el Betis. Alba, la de Juani, tiene ya cuatro años, está guapísima y ya va por su segundo año de “cole”. ¡Ah! Pero lo mejor para mí es que tienes otro biznieto: Abel; es hijo de Margarita, nació en Sevilla el 17 de diciembre del 2015; ya ves, qué casualidad, otro 17 como papá y como tú. Ya tenéis cinco biznietos: 4 sevillanos y 1 granaína; ¡quién lo iba a decir!
Me hubiera gustado que pudieras haberlo conocido, tan redondito, tan rubio, tan precioso…; a mí me recuerda mucho a su madre, cuando era como él.
En cuanto a los nietos, todo más o menos igual, aunque con algunos cambios leves. Jose, por fin se casó; no así Jesús, que ya sabes que eso a él no le va y le da alergia el matrimonio; también ha inventado, junto con su amigo José Luis, un aparato para los diabéticos; ya sabes que a ocurrente no le gana nadie. Si vieras lo guapo que sale en la tele… Carlos sigue en Madrid, trabajando mucho. Raquel en Córdoba; este año muy cerquita de su precioso piso. Mónica ya no está en Tomelloso; cambió de trabajo y está en Alcázar de San Juan, ya sabes, el pueblo de aquel dicho que tú entonabas con tanta gracia: «¡Alcázar de San Juan, tres minutos; no paramos más, porque son muy brutos!».
Por lo demás, todos estamos más o menos bien, aunque con más achaques y acordándonos muchas veces de tu sabiduría popular con tus refranes, expresiones y todo aquello que en mayor o menor grado nos recuerda tu persona.
A veces, todavía me sorprendo, cuando sucede algo o veo a alguien que tú conocías, diciéndome: «Le voy a decir a mamá que he visto a fulanito o a menganita». En seguida caigo y me digo: «No; no puede ser». Otras veces me pregunto: «¿Qué hubiera hecho mi madre en estas circunstancias?»; o «Esto mi madre no lo hubiera consentido»; o «En seguida se hubiera callado ella». Hasta tu nieta Margarita se llevó, para dar a luz, la manta aquella de colorines que te regalaron en tus últimas navidades, para que le transmitieras fuerzas en el parto.
En fin, ya ves, todos te recordamos. Tengo las fotos de tu 95 cumpleaños en la librería de mi salita, mezcladas con las de Abel en su bautizo, ¿sabes? Yo he sido su madrina como tú lo fuiste de su madre; así me hago la ilusión de que lo conoces, si no físicamente al menos con los ojos del alma. Sé que junto a papá, allí en el cielo o donde estéis, seréis nuestros protectores y procuraréis que las cosas nos salgan bien.
¡Te deseamos tooodooos, mamá, felicidades de todo corazón! Y que cumplas muchos más…