Por Jesús Ferrer Criado.
Observamos que en los supermercados resaltan, con una etiqueta llamativa ‑diferente a las otras‑, algún producto al que denominan NUEVO. El mensaje subliminal es que supera las cualidades de los otros productos similares, elimina defectos y es, en definitiva, mejor. Cuando te informas más detenidamente, o cuando los compras, resulta casi siempre que la etiqueta NUEVO no es más que un reclamo y que el producto en sí varía poco o nada. No hay más que ver los detergentes de lavadora, que llevan año tras año superándose, que ya no se sabe por dónde van, en su camino hacia la blancura infinita.