Bailando en aquel jardín
de la bella casería,
la música me imbuía
en sueños de estar junto a ti.
Y acercándome a tu lado,
acabando la canción,
latiéndome el corazón,
preguntaba si bailamos.
Y me dijiste que sí,
sin mostrar mucho interés;
cuando mi alma, al revés,
sólo latía para ti.
Y juntando nuestras caras,
soñando, me parecía,
que tu boca y la mía
poco a poco se acercaban.
Y un beso soñé yo darte,
cuando el amor yo sentía,
pensando si tú querías,
y nunca dejé de amarte…