Un paseo por Mágina, 02

En el ciclo de Mágina, el espacio se concatena de tal forma en las novelas que en cada una alude a la otra: en El jinete polaco se alude a personajes y escenas de Beatus ille, como en Plenilunio se alude a ellas dos; y en El viento de la Luna se cierra el círculo de los recuerdos infantiles y adolescentes, con secuencias de Los misterios de Madrid y otras.

El propio autor escribe:

Algunas veces me gusta hacer que aparezca en un relato o en un libro un personaje de Mágina, pero no digo su nombre ni aludo a su origen, sino que doy tan sólo algún rasgo que un lector muy atento podrá identificar. (1996, La Huerta del Edén, p. 219).

En distintas entrevistas periodísticas, surge la misma pregunta. Le pregunta M.ª Lourdes Cobo en “Qué Leer”:

¿Qué diferencias hay entre Úbeda y Mágina?

A lo que contesta el autor:

La diferencia es que Úbeda está en los mapas y Mágina en la Literatura. Mágina la cambio yo como quiero, le pongo estación, se la quito, como es gratis…

Le entrevista Juan Caruncho (“Letralia”, 2006):

¿Qué es Úbeda?

—Es una ciudad capital de una comarca en la provincia de Jaén en Andalucía… que a veces se parece a una ciudad que yo me inventé, que se llama Mágina.

¿Qué es Mágina?

—Es una ciudad que se parece vagamente a Úbeda, pero que es más bonita, más recogida, está más limpia y en la que se pueden encontrar a personas imaginarias.

Para Muñoz Molina, Mágina es …la suma de toda su biografía, no sólo con lo que conlleva de realidad, sino con todo lo que motiva las acciones: los sueños, los miedos, los deseos… (“Los dones del espejo”, 2004).

La primera vez que surge en su narrativa en Beatus ille era una Mágina difuminada, recogida en la intimidad de una sola casa, la casa de los espejos, la casa del torreón y de los misterios, la casa donde se perpetra un crimen (el palacio de los Orozco), aunque se apuntan los rasgos de una Mágina que se eleva sobre el Guadalquivir, donde la plaza del general Orduña se apunta como eje de la vida urbana (curiosamente, Los misterios de Madrid empieza y termina en el mismo sitio: …daban las once de la noche en el reloj de la plaza del general Orduña).

Incluso, en una labor de exégesis de su propia obra literaria, Muñoz Molina ha dedicado en alguna ocasión textos a la creación de Mágina como ente literario. A través de esos textos podemos saber más sobre la génesis de Mágina y de la creación literaria.

Uno de esos textos es “Entre Úbeda y Mágina”, incluido como colofón a La Huerta del Edén. Allí podemos leer lo siguiente:

desde el sur, Úbeda, la ciudad que hay en los mapas, se parece más que desde ninguna otra perspectiva a otra ciudad inventada por mí, a la que llamé Mágina porque me gustaba mucho el nombre y porque en él está contenido el único paisaje de lejanías que conocí durante la mayor parte de mi infancia y mi adolescencia: el valle del río, la sierra alta y azul tras la cual yo imaginaba los mares y las extensiones inalcanzables del mundo.

La principal diferencia de una y otra radica en la siguiente frase:

Úbeda está en los mapas y en el tiempo presente. Mágina es un lugar de mis libros y mi pasado.

El motivo de ese nombre tampoco nos lo oculta:

Yo me inventé Mágina para contarme a mí mismo las experiencias de mi propia vida y la de mis mayores con un grado de intensidad y unas posibilidades de lejanía que sólo podía darme la ficción.

 

…el valle del río, la sierra alta y azul tras la cual yo imaginaba los mares…

Y, desde luego, existe un lugar común para ambos, una intersección que tiene lugar en la memoria del autor:

La Úbeda arcaica y campesina de mi infancia y la Mágina de mis libros se me vuelven idénticas: las dos son ciudades que sólo existen del todo en los recuerdos y en la literatura.

En otro artículo, incluido en Escritovuelve a hacer una descripción de la ciudad, con maestría narrativa:

Desde este mirador, mi ciudad tiene algo de pequeña corte medieval, amurallada todavía, erigida sobre una ladera de huertas donde se oyen, en un silencio grande o cóncavo, los golpes secos de las azadas sobre la tierra y el ruido del agua en las acequias. Desde aquí, la ciudad también se parece a una isla rodeada de olivares, hasta donde alcanza la mirada; y, al otro lado del valle, la sierra de Mágina es el límite del horizonte y del mundo.

Y en El jinete polaco la describe:

muy lejos, al otro lado del océano, en la cima de una larga colina que parece mucho más alta si se la mira desde la orilla del Guadalquivir, el sol lleva varias horas brillando sobre los tejados pardos y las torres color de arena de Mágina.

De las posibles Máginas que nos podría presentar el autor, no suele tomar la opción de escoger la de los palacios renacentistas, sino la Úbeda diaria y trabajadora, la del barrio de San Lorenzo que le vio crecer, la de las murallas. En Beatus ille o en El jinete polaco y, sobre todo, en la de El viento de la LunaRafael Bellón lo razona de esta forma:

Así pues, Mágina es Úbeda recreada en la memoria por la aguda y reflexiva mirada del escritor y gracias a su elegante y rítmica prosa. Mágina ha sido siempre “…el valle del río, la sierra alta y azul tras la cual yo imaginaba los mares…”. Úbeda de los miradores al valle del Guadalquivir, la de los barrios antiguos y humildes. Y, cuando las circunstancias y las mudanzas de la vida del autor le han llevado a vivir en otros medios y ambientes, la memoria que más celosamente ha querido guardar, hasta hoy, ha sido la de la Úbeda de sus primeros años, la Úbeda de la gente de pocos saberes y mucho sentir, aún rural en sus costumbres y en su comprensión del mundo.

jl.rodri.s@gmail.com

Autor: José Luis Rodríguez Sánchez

Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos de Magisterio de la SAFA de Úbeda (AAMSU)

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