En el ciclo de Mágina, el espacio se concatena de tal forma en las novelas que en cada una alude a la otra: en El jinete polaco se alude a personajes y escenas de Beatus ille, como en Plenilunio se alude a ellas dos; y en El viento de la Luna se cierra el círculo de los recuerdos infantiles y adolescentes, con secuencias de Los misterios de Madrid y otras.
El propio autor escribe:
Algunas veces me gusta hacer que aparezca en un relato o en un libro un personaje de Mágina, pero no digo su nombre ni aludo a su origen, sino que doy tan sólo algún rasgo que un lector muy atento podrá identificar. (1996, La Huerta del Edén, p. 219).