Un puñado de nubes, 90

04-11-2011.
Amalia trajinaba en la cocina. Canturreaba:
Eres mi vía y mi muerte
te lo juro, compañero,
¡no debía de quererte!,
¡no debía de quererte!,
y, sin embargo, te quiero…
Indalecio la escuchaba complacido. Se entonaba bien, pero como casi nunca la había oído cantar y menos en la cocina, pensaba que algo raro le ocurría a Amalia. Cosas de mujeres, seguramente, que suelen cambiar de humor en menos que canta un gallo: «Que si ahora estoy mustia, que si ahora brinco y canto». Pero la voz cálida de la mujer se oía fuera, en el bar.

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¡Qué bonito fue!

Te escribo esta sincera carta como testamento de tu larga andadura, la mayor de las publicaciones que ha tenido Úbeda en su historia (Don Lope de Sosa 1913-30, 216 números), Vbeda (1950-1968, 140 números), Gavellar (1973-1998, 256 números). Tú, IBIUT, naces en 1981, trimestralmente hasta el n.º 8, y a partir del siguiente te conviertes en bimestral. Dejas tu andadura de 30 años ahora, en 2011, con 176 números. ¡Eres la decana de las revistas ubetenses!

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Un puñado de nubes, 89

02-11-2011.
León se sentía como un adolescente triunfador. Sin embargo, mantenía su templanza. Sabía perfectamente que el episodio de la noche anterior, siendo importante para él, era eso: un episodio. Por esa razón, su alegría no la reflejaba externamente. Se la guardó para adentro. En su cabeza mantenía vivo cada momento. No, no había sido un sueño. «Una cosa tan simple como acostarse con una mujer», pensaba, «y cuánta tranquilidad y deleite le había dejado como recuerdo». Cualquiera, a quien se lo contase, se reiría de su ingenuidad. Amalia no era una mujer cualquiera. Pese a sus muchas carencias, tenía una sensibilidad especial.

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