¡Qué bonito fue!

Te escribo esta sincera carta como testamento de tu larga andadura, la mayor de las publicaciones que ha tenido Úbeda en su historia (Don Lope de Sosa 1913-30, 216 números), Vbeda (1950-1968, 140 números), Gavellar (1973-1998, 256 números). Tú, IBIUT, naces en 1981, trimestralmente hasta el n.º 8, y a partir del siguiente te conviertes en bimestral. Dejas tu andadura de 30 años ahora, en 2011, con 176 números. ¡Eres la decana de las revistas ubetenses!

Pude haber sido uno de tus colaboradores primigenios más cercanos, cuando tu padre natural -Ramón Molina Navarrete- iba buscando denodadamente suscriptores para tu conformación y nacimiento, con ese barniz sincero de mixtura cultural en donde toda miscelánea temática ha tenido pausada y sutil cabida. Siendo tu alma máter, con el fin de que nacieses, fue mendigándolos por toda Úbeda, recibiendo desplantes y aceptaciones. Viniste al mundo al igual que una planta nacida en medio del camino y es pisoteada, a veces, por los viandantes, pues la cultura es similar semilla que fructifica mejor en los barbechos, creciendo cual pura y linda flor…
No queriendo vivir de la limosna económica ni de la dependencia político-social-religiosa… de turno, partidista o sectaria en definitiva, has llegado a tu merecida madurez rodeada de auténtica libertad, que te consolida como la publicación más reciente y selecta, continuadora de otras que con anterioridad lo intentaron en Úbeda, acorde con los nuevos tiempos y tecnologías, para que hoy se te pueda consultar en internet desde cualquier parte del globo terráqueo, gracias a unos intrépidos y escogidos empleados municipales…
Ya tuviste un amago de abandono y, ante el clamor popular -y la buena voluntad de tus hacedores Ramón y Juani, que siempre se han encargado de tus asuntos pecuniarios‑, has seguido insuflada de vida, otro período más, desde que te dieron a la luz pública. Como todo hijo de vecino, además de proporcionar muchas satisfacciones a tus progenitores, has traído complicaciones y problemas, principalmente el sustento económico que, con esta fatal crisis que nos aplasta, ha terminado por golpearte en tu línea de flotación…
En aquellos primeros momentos de tu concepción y salida a la vida pública, no tuve tiempo ni valor para ayudarte a nacer y crecer… Un tanto tardíamente, me di cuenta de tu valía y empecé a contactar contigo suscribiéndome, haciéndome de tus números atrasados, que amablemente Ramón me facilitó, para completar tu primorosa criatura ‑concentrada en 14 tomos de color rojizo‑ en un lugar preferente de mi biblioteca de libros y publicaciones ubetenses, pues sabía que, conforme pasase el tiempo, te irías revalorizando, como así ha sido. Deseé ser carne de tu carne, letra impresa de tu letra impresa, aportando mi granito de arena a esa montaña inmensa que constituyen tus múltiples y variadas páginas…
Ahora que te nos vas para siempre, siento pena y nostalgia; pero también alegría, pues nos has dejado un legado impresionante que, aunque seguramente cierta gente no sabrá valorarlo suficientemente, extraños vendrán a ponderar tu ingente aporte a Úbeda.
Tus padres, a partir de ahora, van a descansar del tráfago que les has dado durante estas tres décadas pues, además de realizar sus labores domésticas, familiares, profesionales, teatrales…, te han animado y mimado bimestralmente; te han conformado, te han dado el alimento cultural-pecuniario necesario que mejor han sabido y creído para ti, consiguiendo que hayas crecido sanamente y llegaras a ser esta criatura madura que ya camina sola por el mundo, sin ayuda de nadie, y que estás ahí a disposición de cualquier lector o persona sensible de la historia, para ser independiente de tus progenitores y colaboradores más íntimos.
Gracias a ti, se ha ido engrosando una larga nómina de aficionados o destacados escritores, que han tenido la suerte de tener una plaza pública escrita donde verter opiniones, certezas, investigaciones, dudas, desconsuelos… y que, desde hoy, ya no estará…
Has querido marcharte en plenas facultades culturales y algún día nos daremos cuenta de la inmensa pérdida que hoy supone apagar la voz de IBIUT. Es un deceso cultural lamentable que nadie está dispuesto a remediar…; al igual que cuando cae un monumento con la piqueta humana, ante la dejadez de los políticos de turno y personas de a pie, que no saben nada más que quejarse cuando ya no tiene solución, pues nadie quiere comprometerse para solucionarlo…
Tendremos que esperar el nacimiento de otro ubetense comprometido, con tanto coraje y amor a su patria chica como Ramón, para que reemprenda otra titánica obra literaria y la mantenga durante tan ejemplares años.
Úbeda, 15-08-2011.

Deja una respuesta