Un puñado de nubes, 97

21-11-2011.

 

Al salir del palacete, León miró hacia el jardín delantero. El jazmín trepaba por la tapia y casi asaltaba ya las ventanas del piso alto. Pensó un momento en su amigo Alfonso y se dijo: «¡Qué pena de hombre!». Y se dirigió a su casa.

 

León casi se había olvidado de su hijo, que le había anunciado su llegada para un día de estos. Por eso, cuando sonó el teléfono, sin mirar el número en la pantalla del móvil respondió:

 

Continuar leyendo «Un puñado de nubes, 97»