Prosa poética, 21

08-09-2010.
178
Queridas hijas: Ana, Valle e Inmaculada. * 15 – agosto – 1983
Hoy, día de la Virgen de las Mercedes, patrona de Alcalá la Real, he decidido escribiros esta carta que está motivada por un deseo de sinceridad total a la vez que un grandísimo amor de vuestro padre para con vosotras.

Sois pequeñas todavía, pero quiero que sepáis de labios míos toda la verdad sobre un problema que afecta a mamá y a mí y, por supuesto, a vosotras. Hay que ser fuertes en la vida y afrontar los momentos graves y difíciles que esta nos da de vez en cuando.
El matrimonio es una institución humana por la cual un hombre y una mujer deciden vivir juntos y formar una familia. El lazo que debe unir siempre a un matrimonio es el amor. Por eso mamá y yo nos casamos hace 15 años y por eso fuimos felices durante mucho tiempo. Por eso nacisteis vosotras, hijas nuestras, que habéis sido, sois y seréis siempre lo más querido por mí.
Yo quisiera deciros que, si no comprendéis ahora las razones de esta carta, no debéis preocuparos demasiado; sólo me gustaría que supieseis respetar las razones que aquí os doy. Tal vez cuando seáis mayores lo veáis más claro.
Convivir cada día es más difícil de lo que a simple vista parece. Fijaos en la cantidad de guerras, hambres e injusticias que hay en el mundo. Cuando se trata de un matrimonio puede ocurrir que el amor entre los padres se haya roto. Y así ocurre en muchas ocasiones.
Esto no quiere decir que los padres sean malos. Hay gente muy buena por ahí que, sin embargo, no logra mantener una convivencia matrimonial por razones de uno y otro tipo. Hay diferentes formas de ser y de pensar que hacen muy difícil ‑y hasta imposible‑ el comprenderse.
El amor es un sentimiento maravilloso y necesario en la vida. Mamá y yo nos amamos mucho, pero este amor se ha ido gastando poco a poco. Es algo así como una hoguera que calienta y da mucha luz, pero termina convertida en cenizas si no se le añade fuego.
El fuego del amor está en muchas cosas: la ilusión, el caminar juntos, la comprensión, la ayuda mutua, la paz y muchas cosas más. Dentro de pocos años vosotras sentiréis también arder esa hoguera en vuestro corazón. Entonces os daréis cuenta de que merece la pena vivir.
Mamá es buena y os quiere mucho. Yo también soy bueno ‑creo‑ y también os quiero mucho. Nunca debéis dudar del amor que sentimos por vosotras.
Os estaba diciendo que, cuando un hombre y una mujer pierden el cariño que se tenían, se anula la única razón grande para seguir viviendo juntos. Por eso yo he pensado no vivir con mamá. Mucha gente piensa que hay que seguir aparentando un amor que no se tiene.
A mí me parece que eso es un engaño. Vosotras debéis de amar la verdad siempre, por muy dura que sea. Muchos ponen como razón para el engaño la felicidad de los hijos y creen que vosotras seríais más felices si mamá y yo estuviésemos en casa. Yo respeto a los que opinan así, pero opino de otra manera.
Vosotras sabéis que os hemos dado todo lo que hemos podido y que siempre queremos lo mejor para vosotras. Nada os faltará de aquello que esté en mis manos y, aunque ahora me veréis menos, yo seguiré pensando siempre en vosotras, las niñas más maravillosas que para mí hay en el mundo.
Os quiero y os querré aunque esté lejos. La decisión de separarme de mamá la hago responsablemente y después de haberlo pensado mucho. Desde hace seis años nos dimos cuenta de que era muy difícil nuestra convivencia. Ha habido momentos muy malos y algunos de ellos vosotras los conocéis. Nos hemos equivocado, pero pensad que somos vuestros padres.
Sentiréis esta separación; os aseguro que yo también la siento. Seguiré trabajando y escribiendo aquellas poesías que tanto os gustaban y procurando, sobre todo, que tengáis una educación libre, valiente y responsable.
Estoy seguro de que, cuando seáis mayores, veréis que todo esto os hace personas más humanas. Respetad a todos defendiendo vuestras ideas, buscad la verdad honestamente, aunque os cueste sacrificios; sed siempre libres en vuestras decisiones, porque la libertad os hará felices.
Cada persona tiene derecho a elegir su propia vida y yo quiero elegir la mía. Lo importante es haberse formado para ello.
Perder el amor por alguien nunca es agradable, pero pasa muy a menudo. Es una pena desgraciada que hay que saber superar con nuestras propias fuerzas.
Fingir amor es una cobardía. Volverse a enamorar no es ningún delito. La persona que tiene su corazón vacío es una persona triste y sin ilusiones. Que nunca os falte la ilusión a vosotras.
Por eso me gustaría que siempre hubiese en vuestro corazón amor a alguien y a algo. Quered a mamá y queredme a mí, os lo suplico.
Nunca os sintáis ofendidas porque vivamos separados. No temáis a la gente ni os de vergüenza de esto. La sociedad se porta, a veces, bastante mal con los inocentes.
Os prometo que me gustaría poder seguir con mamá y con vosotras en nuestro piso de Granada que, por cierto, nos costó tantas fatigas. Me gustaría que esta situación no se hubiera dado.
Os estoy diciendo la verdad, ya que no os puedo mentir en este momento. Pero os tengo que decir que ya es imposible.
Ana, tú debes seguir siendo esa niña fenomenal, estudiosa y responsable que siempre has sido. Serás una abogada estupenda, ya lo verás.
Valle, tú debes intentar ser más alegre. Tienes muchas cualidades que a mí me agradan mucho. No debes estar triste. ¡Ánimo, muchachita preciosa!
Inma, tú seguirás siendo la niña simpática y juguetona que tanto llena mi vida.
Vosotras sois el centro y la razón de mi vida.
Cuidad de mamá y queredla mucho, porque ella es muy buena y os quiere más que a nadie. Para mí no os pido casi nada. Sólo que os acordéis de mí y que no creáis que soy malo.
Os quiero mucho. Me siento orgulloso de que seáis mis tres hijas.
Un abrazo de vuestro padre.

Deja una respuesta