Constancia de sus propias virtudes, y 2

28-09-2010.
Por eso, cuando llegó la flota de Dion el ateniense, que en su ruta hacia occidente hizo escala en Paros, el consejero creyó oportuno elegir de entre los efebos de la isla a cuatro que fueran a darle la bienvenida y a ofrecerle la hospitalidad de nuestra tierra. Duro golpe fue para Melanipo, el hijo de mi padre Crises y su esposa Dica, que, siendo de las más antiguas familias, creyó que sería elegido para portar las cráteras de los auspicios y ofrecerle así al general vino joven y afrutado de la última cosecha. El informe de Elfiates fue decisivo ante el consejero. Y de la casa de Crises se me eligió a mí. Dica, sin poder soportar aquel desaire, no quiso figurar en la tribuna de los honorables.

Continuar leyendo «Constancia de sus propias virtudes, y 2»