11-03-2010.
Mágina, 11
Una semana después, entrabas por la verja del internado de Mágina para iniciar el nuevo curso. Lo que significaba que habías renunciado a la posibilidad de hacer del fútbol tu profesión. «Siempre tendrás ocasión de jugar al fútbol; pero una profesión seria y definitiva no la tendrás sin estudios», te habían dicho tu familia y tus amigos. Bueno, no todos tus amigos, porque Eulalia, la hermana pequeña de Santiago no estaba en absoluto de acuerdo: a ella le encantaba tener un amigo al que los espectadores aplaudían y, además, que ella se sentía importante cuando, paseando en grupo o tomando copas en algún bar, la gente volvía la cabeza hacia ellos. Sobre todo, el último día de Feria, cuando los jarotes vencieron a sus vecinos los tarugos por tres a uno y que «el amigo safista» volvió a marcar dos goles decisivos y lo subieron en hombros, cuando el árbitro silbó el final del encuentro. Fue el día de la apoteosis jarota.