17-08-2009.
Lunes, 17 de agosto de 1964
Valencia.
Nos quedamos todo el día en Valencia. Fracasamos en la adquisición de pasajes para Palma, porque no queda ni uno.
Paseo por Valencia. Berzosa quiere comprarse una guitarra. Los dos nos vamos a buscar una tienda donde las vendan. Es ya la una. Terminamos molidos de tanto andar y no encontramos nada. Volvemos a San José para recoger los macutos y nos vamos todos a comer algo a un bar‑cantina, que está al lado.
Se desborda nuestra alegría, quizá por contraposición a la seriedad del barman valenciano, que no nos permite ni tocar la guitarra ni cantar. De todas formas, de vez en cuando, don Jesús suelta unas espasmódicas notas del himno valenciano que nos hacen reventar de risa.
La siesta la hacemos en el mismo parque, frente a las Torres de Serranos. Pero Berzosa y yo nos vamos en busca de una guitarra. La gente es muy amable en indicarnos direcciones, hasta que una señora nos lleva a la casa Youquet, en la avenida Oeste. Y Berzosa compra una buena guitarra.
Volvemos al parque y todos juntos buscamos y encontramos alojamiento en el llamado Colegio Pío XII. Dejamos allá los macutos y nos vamos a ver Valencia. Ciertamente, es una ciudad bonita. Los tranvías molestan mucho. Quisimos visitar los Viveros y la Feria de Muestras, pero como eran las nueve de la noche, ya estaban cerrados.
Cena en el colegio y luego pudimos ver la película Los cuatro jinetes del Apocalipsis desde la ventana de mi cuarto, que daba al patio de un cine de verano. Después, a dormir y a la espera del día siguiente, en el que decidiremos si probamos ir a Mallorca o marcharnos para Barcelona. Buenas noches.
Las Torres de Serranos, el monumento más conocido de Valencia.