Homenaje

29-10-2008.
ACTO DE HOMENAJE A
LOS PADRES VILLOSLADA Y TALAVERA,
HIJOS ADOPTIVOS DE ALCALÁ LA REAL

Teatro Martínez Montañés
Alcalá la Real
25-10-2008
«Y entre los álamos viejos de la tarde,
se oye la voz y los metales,
latidos de aquel tiempo indemostrable…».
¡Buenas noches!
Cumpliendo la función de instructor de la causa para nombrar a los padres Rafael Villoslada Peula y Sebastián Talavera Martínez hijos adoptivos de la ciudad, el pasado 22 de mayo presenté al Pleno el preceptivo informe para su aprobación. Era un día de limpia primavera.
Los fundamentos de la propuesta los basé en tres perfiles comunes a los dos sacerdotes: el perfil humano, el perfil docente y el perfil alcalaíno.No voy a repetir la totalidad del informe, pero sí quiero destacar los aspectos más relevantes y significativos… aquellos que marcaron la inocencia de los niños desnudados.
El perfil humano del granadino padre Villoslada nos los retrata como el de cualquier jesuita de la primera mitad del siglo XX, que ingresa con 15 años en la Compañía de Jesús y, tras terminar los estudios superiores de Filosofía y Teología, es ordenado sacerdote y comienza su actividad pastoral en distintas diócesis andaluzas. Como puede verse, nada del otro mundo. Y, sin embargo, ésta es una de las notas que quiero destacar: cómo un hombre tan pequeño pudo crear una obra tan grande. Por eso creo que el padre Villoslada debe ser considerado ejemplo de la importancia del hombre intrahistórico en la vida de los pueblos.
Conviene tener en cuenta que, para valorar su obra en toda su grandeza, hay que situarla en el contexto histórico del drama de la España de posguerra: hijos de la triste derrota, memoria hoy, en esta Alcalá de claros algodones.
«El objeto de mi vida ‑escribe en su Diario‑ será dedicar mi mente y mi corazón a educar y formar a los niños andaluces, sumidos en la ignorancia y en la pobreza».
A partir de aquí, el hombre se agranda y comienza a trazar un perfil educativo y docente realmente extraordinario, que lo señala como un cristiano que supo y quiso entender el mensaje evangélico a favor de los pobres y de los marginados, convirtiéndose en un adelantado de la pedagogía social: «Haced que los niños se acerquen a mí».
Ya en los años 30, tras haber organizado en Granada las primeras clases nocturnas para jóvenes obreros, empieza a rondarle por la cabeza la fundación de unas escuelas profesionales, dirigidas a los huérfanos de la guerra y del luto, por todos los cinturones del hambre y del silencio. Y así lo hace en 1940, en Alcalá la Real, dando origen a la fundación “Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia”, conocida en toda Andalucía como la Safa. Nos lo dice él mismo:
«En agosto de 1939, fui enviado a Alcalá la Real a dar ejercicios a las Religiosas de Cristo Rey y organizar, a la vez, en aquel colegio, los estudios de Magisterio… Les expuse brevemente la idea de las Escuelas Profesionales, que oyeron con suma atención… Me urgieron después para volver a tratar ya detenidamente de las Escuelas, como en efecto lo hice al fin de septiembre…
Nuestros trabajos dieron resultado positivo y el siete de enero de 1940, fiesta de la Sagrada Familia, se inauguraron las Escuelas en un edificio cedido por doña Trinidad Montañés».
Con estas palabras tan sencillas, el padre Villoslada anunciaba la creación de la Safa en Alcalá la Real y, con ello, nacía una de las instituciones benéfico‑docentes más importantes de España.
A partir de ahí comienza su labor fundadora por Jaén, la llamada por entonces “provincia analfabeta”: Alcalá la Real, queda dicho, en 1940; Villanueva del Arzobispo, unos meses después; Úbeda y Andújar en 1941; seguirán Baena en 1942, Villacarrillo en 1943, El Puerto de Santa María y Almería en 1946, Linares en 1950… hasta 1953, cuando funda su último centro, en Cádiz.
Es sorprendente que ‑en los años 40‑ este hombre se adelantara a los grandes objetivos de la enseñanza de hoy, 70 años después. Su preocupación por la formación del profesorado le llevó a crear un “Seminario de Maestros” en Villanueva del Arzobispo, que más tarde se convertiría en la actual Escuela Universitaria de Magisterio de Úbeda.
Es el primer sacerdote que dota a los centros religiosos de un profesorado de seglares, al mismo tiempo que traslada las experiencias docentes de la República ‑dándoles siempre un enfoque cristiano‑ cuando organiza las Asambleas Pedagógicas en 1941. Antes había sido nombrado consiliario de la Asociación Nacional de Maestros Católicos.
El padre Villoslada es el primer jesuita que rompe la tradición clasista de una enseñanza “para ricos” y se convierte en el gran promotor de la enseñanza profesional, creando los primeros talleres para hijos huérfanos de la guerra, dando lugar así a los internados de Úbeda, Andújar y Baena, y promoviendo campañas de alfabetización, talleres de oficios y cursos de agricultura para jóvenes campesinos… ardiendo en las cenizas y dibujando lluvias en las heridas cunetas.
Su ideario escolar lo fija en la carta fundacional de las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia, en la que destaca, como principio fundamental, la opción por los más pobres y necesitados: la clase trabajadora; constituyendo así la más utópica esencia del socialismo cristiano y humanista, y reclamando la formación profesional como motor del campo andaluz. «Seremos semilla, flor y esperanza para Andalucía».
Cuando el padre Villoslada dice estas cosas ‑y las hace, perdonad que insista‑, ¡estamos en los años 40… del siglo pasado, claro!
Su última aventura docente será la creación de unos talleres para la mujer, en Granada. Muere en 1985 y en 1990, con motivo del 50 aniversario de la Safa, sus restos se trasladan a la cripta del Centro de Úbeda, en donde reposan junto a los de un profesor, un alumno y un miembro del personal no docente. Dicen las leyendas que los mitos son imposibles.
Su impagable servicio educativo en Alcalá la Real queda dicho ya: hace 68 años, en la calle Fuentenueva, el padre Villoslada creaba el centro de Alcalá la Real con tres clases unitarias y tres maestros. Hoy, la Safa de Alcalá cuenta con un total de 1116 alumnos y 69 profesores. Es muy difícil que en Alcalá haya alguien que no esté o haya estado, directa o indirectamente, vinculado a la Safa.
Esta es la obra del hombre que hoy, jubilosamente, reconocemos. Estamos ante un hombre excepcional, que honra la lista de hijos adoptivos de la ciudad de Alcalá la Real.
* * *
Don Sebastián Talavera Martínez (La Roda, 1919-1990) no necesita presentación en Alcalá.
Fue Director de la Institución Safa en nuestra ciudad durante 15 años, desde 1954 a 1969. Como continuador de la obra, se da cuenta de la necesidad de procurar un lugar de residencia para alumnos con escasos o nulos medios económicos. Así crea el internado Safa en 1964, lugar de estudio y residencia de vientres y volcanes.
Promotor incansable de encuentros y convivencias con los antiguos alumnos, lo podíamos encontrar trabajando sin limitación de horarios, obligaciones ni tareas, haciendo del compromiso social una tarea continuada y meritoria. Escondida la idea, sellada por la prisa, nacen siempre los vientos boreales.
Impulsor y gestor de la formación profesional en Alcalá la Real y en sus aldeas, crea los talleres de carpintería, forja, torno y ajuste, que dieron oficio a miles de alcalaínos… a los que él mismo les procuraba empleo.

 

“El cura de las Escuelas”, como popularmente se le llamaba, se adelantó a su tiempo como organizador del tiempo libre, organizando viajes y excursiones que –entonces‑ fueron un sueño para los que no tenían sueños:
Crea el primer centro escolar de ocio, como punto de encuentro de los alumnos para jugar o divertirse: la primera sala de TV en la escuela, aquellas cabalgatas de color aceituna, los primeros viajes a la intemperie, los juegos de reyes inexistentes, las películas de los viejos oestes invernales…
Estos pequeños datos, vistos ahora, no tendrían ninguna relevancia, pero estamos hablando de hace 50 años, de aquel tiempo marrón que no hizo tanto daño…
Organiza los primeros cursos de educación sexual, ¡quién lo diría!, para aquellos antiguos alumnos que tenían que incorporarse al servicio militar en donde ‑según decían‑ se hacían los hombres del mañana.
Gran promotor del asociacionismo, en el curso 1963-64 funda la 1.ª Asociación de Antiguos Alumnos, en donde estuvieron representadas, prácticamente, todas las familias alcalaínas obreras, así como la asociación de antiguos alumnos solteros y casados y la asociación de mujeres mayores y jóvenes; siendo sorprendente que iniciativas como éstas fueran de la mano de un sacerdote de aquella época.
Crea el primer comedor escolar con la consiguiente mejora en una dieta infantil que hacía del hambre su receta y su gripe… su urgente medicina.
Dedicó a Alcalá dos prioridades concretas:
La búsqueda de empleo a padres de familia “con mucha prole y poca miga”, creando clases nocturnas para adultos y consiguiendo que la mayoría de ellos obtuvieran el Certificado de Estudios Primarios, necesario para su integración laboral. Sus grandes influencias en empresas como Pegaso y Barreiros en Madrid, en la Abengoa de Sevilla, en Santana de Linares y Condepols en Alcalá permitió el acceso al trabajo de cientos de alcalaínos, muchos de ellos aquí presentes, y que están viviendo hoy ‑estoy seguro‑ una experiencia que marcará el leve suspirar de los otoños.
Su gran labor como animador cultural, fomentando el teatro, el cine, los deportes, la creación de coros y rondallas, los montajes de espectáculos y concursos… haciendo del ocio una ocasión de divertimiento y aprendizaje. Porque la cultura aún no tenía su pedestal ni su ángel de la guarda. En resumen, todo lo que ahora comprende ese pomposo capítulo de “actividades extraescolares”. De sol a sol, sin horarios ni fines de semana, a pie de escuela. Naturalmente, ¡eran otros tiempos.

* * *

Es hora de terminar. Los padres Villoslada y Talavera fueron, pues, dos hombres excepcionales que dedicaron su vida a los niños y jóvenes alcalaínos, simplemente haciendo lo más difícil: que la tarea del día a día fuese un ejemplo de entrega a los demás. Y todo ello, desde su fe, con la educación, y para redimir ‑a través de la cultura‑ a los más marginados de la sociedad alcalaína de aquellos años terribles… cuando el cóndor bajaba a los abismos.
Por todo ello, y de acuerdo con el artículo 17 del Reglamento Especial de Honores y Distinciones, la Concejalía de Cultura los propuso para que fueran nombrados hijos adoptivos de Alcalá la Real, propuesta que fue aprobada por unanimidad en la sesión plenaria del día 22 de mayo de 2008.
Hoy, 25 de octubre de 2008, se otorgan sus nombramientos en este solemne acto de homenaje. Muchas gracias.

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