14-07-2008.
A la memoria de José Luis Sánchez Garrido,
protagonista de la historia y que nos dejó para siempre
el pasado día 11 de julio de 2007.
protagonista de la historia y que nos dejó para siempre
el pasado día 11 de julio de 2007.
¿Pero existe? Así me preguntaban varios días después de la polémica y yo, testigo presencial, escribo los recuerdos de tan instructiva charla.
Era un 25 de diciembre y helaba. El lingüista y el pedagogo discutían por una palabra concreta.
La postura del primero era rotunda:
–No existe y si existiera no debería existir.
La opinión del segundo era condicional:
–Si no existe, debería.
Ante unos vinos, cada cual defendía posiciones en diálogo bien correcto (al principio):
–Para expresar la no–capacitación de una persona tenemos la palabra incapacitado y no vamos a inventarnos otra sin necesidad.
–Creo que in‑ y dis‑ tienen significados distintos. Por ejemplo: inculpar y disculpar. Además discapacitado se usa para suavizar la incapacidad, es decir, para indicar que dicha incapacidad no es irreversible, sino rectificable mediante la educación.
–Pues, si se usa, está mal usada porque no existe. Es más, si existiera, abandono la profesión y me voy con los albañiles de peón.
–Tu teoría la rebato y la refuto. Estas palabras sí existen, ¿verdad? Y, sin embargo, deberían quitarlas. Re–fu–to, ¡casi ná!
–Yo no tengo la culpa de eso. Los especialistas…
–Los especialistas sois jugadores aventajados. Jugáis a lo largo y ancho del terreno de juego, procuráis que no salga de los límites señalados, os la pasáis unos a otros, hacéis combinaciones y filigranas y, a veces, hasta metéis algún gol. Pero es el manager, ‘el pueblo’ (el que os lleva al campo de juego –sea de la categoría que sea–, el que entrena vuestra capacidad para que lo hagáis mejor), quien os debiera dirigir…
–Bueno, bueno. No discutimos competencias. El problema es bien simple. Lo que no puedo es ir por ahí inventando palabros. Si quiero orinar en la barra del bar no digo “meobarra”. Por cierto, “Quasi’s”, llena los vasos. Hay que velar por la pureza del lenguaje.
–Sí, y pulir y dar esplendor. Pero, ¿por qué no puede existir discapacitado? ¿Es que no existe inculpar y disculpar, inculpado y disculpado, impuesto y dispuesto?
–Pero no incapacitado. Existe amable y no “bondadable”, sino bondadoso. Existen verbos con ocho o nueve prefijos y todos son válidos y otros, en cambio, sólo tienen uno. Verbigracia: PONER. Puedo decir perfectamente SUPONER, DEPONER, TRANSPONER, REPONER, IMPONER, DISPONER, ANTEPONER, EXPONER, OPONER…
–¿Y “aponer”?
–No, ese no.
–Digo que “a poner” cada uno cuarenta duros y que nos llenen la penúltima, ¿o nos la jugamos “a los chinos”?
–Bien, y sin embargo capacitar sólo admite incapacitar. ¡Qué le vamos a hacer! Y por mí puedes llamar a Lázaro Carreter o al ministro Solana.
(Así tres horas largas).
–¡Hombre, Juan! ¡Qué!, ¿de vacaciones?
–Acabo de llegar. ¡Cómo está el tráfico!
–Te sentirías como discapacitado.
–¿Cómo qué?
–Nada. ¿Tú has oído antes esa palabra?
–Yo soy físico, así que me hablas de la teoría cuántica… y lo que tengo es una sed… ¡Ponme un cubata!
–¿Un qué? ¿Existe cubata?
–No lo sé, pero tengo el polvillo de la carretera en la garganta y a mí se me pasa tomando esto, exista o no. Mira, ahí viene Pepito que sabe de esas cosas y a lo mejor os soluciona el problema.
–Oye, Pepe, ¿tú crees que se puede recuperar un niño discapacitado?
–Hombre, si no del todo, sí se le puede ayudar a defenderse mejor.
–¡Pero bueno! ¿Me quieres explicar qué entiendes tú por un niño discapacitado?
–Claro; es el niño que por diversas circunstancias tiene cortada o coartada su capacidad. En inglés…
–¡Pero qué inglés ni qué pollas! ¡Hasta ahí podíamos llegar! Que te digo que si un alumno mío me escribiera la palabra discapacitado, esté él incapacitado o no, le suspendo Lengua de por vida.
–Pues yo la he oído a decir a gente importante del Ministerio de Educación.
–¡Ya estamos! Que la hayas oído no quiere decir que exista.
–Pues no me acuesto sin buscarla en el Larousse.
–Tú busca, que no la vas a encontrar; además, aquí el único válido es el diccionario de la Real Academia.
–Eso sí es verdad.
(Así dos horas más).
–El lenguaje, tío, es algo vivo que no debe tener las puertas cerradas. Cuando un pueblo emplea cachondeo, muermo, litrona…
–¡Pero otra vessssss!. Estáis erraos.
–Más bien lo que estamos es algo borrachos.
–¡La hostia, qué tía acaba de pasar!. Esa no está ni “dis” ni “in”.
–¡Ti sí que estás “indiscapacitao”.
–¡A que voy a por el garrote al coche!
–¡Sinco con las que saques y que sea lo que Dios quiera!
Adivine el lector quién, incapacitado él, pagó las copas.
25 de diciembre de 1985.
discapacitado, da.
(Calco del ingl. disabled).
1. adj. Dicho de una persona: Que tiene impedida o entorpecida alguna de las actividades cotidianas consideradas normales, por alteración de sus funciones intelectuales o físicas. U. t. c. s.
incapacitado, da.
1. adj. Falto de capacidad o aptitud para hacer algo.
2. adj. Dicho de una persona: Sujeta a interdicción civil. U. t. c. s.
Diccionario de la RAE.