Por Fernando Sánchez Resa.
Conforme uno va envejeciendo, la distancia y el recuerdo van incrementando la valía monumental y emotiva de la ciudad que le vio nacer; y aún más si abandona el escenario de toda su vida para marchar y vivir en otras tierras. Es entonces cuando va comprobando lo mucho que ha dejado, aunque pueda disfrutarlo de viajero autóctono aventajado en determinadas ocasiones.
Es lo que me ha pasado a mí al volver a Úbeda nuevamente, ansioso por encontrarme de nuevo con mi maternal ciudad de nacimiento que abre sus brazos desde el señorial Hospital de Santiago, mostrándonos -en su inmensa y señorial sala Pintor Elbo- una magnífica, memorable y destacable exposición fotográfica, organizada por la Fundación Caja Rural de Jaén en colaboración con José Manuel Ballester, Premio Nacional de Fotografía, pintor y grabador, titulada “Belleza y memoria: Úbeda, Baeza y Jaén”; y que no sé por qué laudable motivo se ha alargado durante la Semana Santa pasada y algo más.
Si además de visitarla concienzuda y pausadamente, degustando cada uno de sus gigantescos cuadros fotográficos, se lee el folleto que te regalan -o coges- a la entrada de la sala expositiva, en el que nuestro académico y escritor, internacionalmente conocido, Antonio Muñoz Molina, se explaya con su prosa característica, tildando a esta exposición como “Lecciones de belleza y memoria”, miel sobre hojuelas.
Paseando por ella recibirás un impacto continuado de las tres ciudades renacentistas que tenemos en la provincia de Jaén, recordándonos -una vez más- que somos el epicentro del más genuino renacimiento andaluz, cual si hubiese sido trasplantado desde las ciudades italianas más emblemáticas (Florencia, Siena…), adaptándolo a nuestra idiosincrasia con notable acierto.
El mismo que ha tenido este viajado y avezado fotógrafo madrileño, premiado por doquier y con un currículum personal y expositivo impresionante, que no ha querido dejar pasar la ocasión de ofrecernos un nuevo libro fotográfico de viaje por estas tierras jienenses, vaciándolo de personajes extemporáneos, aunque graviten en el subconsciente histórico colectivo al ser promotores, constructores y conservadores fieles de la memoria de lo que aquí se alberga, a lo largo de los siglos, con el único fin de resaltar su belleza y riqueza arquitectónica, siendo parte del antiguo Santo Reino que, en tiempos pasados fuera frontera, siendo hoy acertado reclamo del turismo interior más genuino. Y que sorprende a cualquier viajero, turista o caminante que atraviese estas tierras, pues quedará varado en este mar de olivos giennense que alberga tanta belleza arquitectónica y humana, especialmente en este trío de ciudades luminosas, atractivas, encantadoras e irrepetibles, como son: Úbeda, Baeza y Jaén. Son tres joyas renacentistas engastadas en esta exposición que es una gozada para los sentidos, en la que Andrés de Vandelvira y Antonio Machado se dan la mano gracias a José Manuel Ballester que ha sabido inmortalizarlas magistralmente, para la eternidad, con su cámara fotográfica y talento.
Sevilla, 6 de mayo de 2019.