Clara Schumann

Por Fernando Sánchez Resa.

Como estamos en el 200 aniversario del nacimiento de esta destacada pianista y compositora alemana, la biblioteca pública sevillana “Alberto Lista” ha querido poner su grano de arena en esta celebración divulgando la interesante y provechosa vida de Clara Schumann (Wieck, de soltera), nacida en Leipzig (1819) y fallecida en Frankfurt del Main (1896), mediante una interesante y atractiva conferencia-concierto titulada “Siempre Clara”, que se materializó el último día del mes de abril, martes para más señas.

Y para ello, nadie mejor que Beatriz González Calderón, violonchelista destacada y directora artística de la Orquesta de Cámara de Mujeres “Almaclara”, que con su juvenil y simpática voz impartió una interesante charla sobre la vida de Clara Schumann, de forma graciosa y motivadora, entreverando algunas de sus escogidas e inspiradas obras al chelo (como la que se dedicaron cuando se casaron Schumann y Clara, por ejemplo; en pequeño formato, naturalmente; y algunas bastantes conocidas) que hicieron la delicia del público asistente. Trataré de resumir lo que oí y entendí.

Clara empezó a estudiar piano con cinco años; con ocho, ya componía su primera pieza musical; y con nueve, hizo su exitoso debut como virtuosa del piano. Clara Wieck fue hija de una cantante y pianista y un profesor de piano, por lo que estaba destinada a ser una gran concertista. Para ello, su padre se preocupó de darle la mejor formación musical con los mejores profesores de la época, incluido él mismo.

Al igual que ella, había bastantes jóvenes promesas que daban conciertos por toda Europa, durante el siglo XIX, pero la carrera de muchas de ellas se veía truncada por la obligación de ser madres y dedicarse a su hogar de manera temprana.

Como a la escuela de su padre llegaban muchos jóvenes dispuestos a aprender y convertirse en grandes compositores, llegó Robert Schumann, nueve años mayor que ella, del que se enamoró perdidamente. Tenía solo once años. Por entonces, él era un joven con pocos recursos económicos y de carácter depresivo. Por esas razones, el padre de Clara se opuso firmemente a la unión de su hija con el joven Schumann. Pero ella se enfrentó a su padre, pues era menor de edad y necesitaba su aprobación para poderse casar. Al no obtenerla, se metió en tribunales que fallaron a favor de los jóvenes. Por eso, se casó un día antes de cumplir los 21 años, sin el permiso paterno. A Clara no le importó romper la buena relación que tenía con su padre por este asunto, llevándole a una vida de renuncia y tribulaciones ante las que tuvo que demostrar una gran fuerza de espíritu y de lucha.

Si era raro que una mujer fuera concertista, más lo fue que compusiera. Este prejuicio social y sus propias dudas en relación a su gran talento hicieron que Clara solamente compusiera cuatro obras. Ya casada, no volvió a hacerlo.

Sin embargo, de modo excepcional para el tiempo que le tocó vivir, Clara sí que pudo dedicarse toda su vida a dar conciertos por todo el continente europeo e incluso ganarse la vida sacando a su familia adelante. Clara fue una esposa fiel y una madre excepcional. Cuidó de sus ocho hijos y trabajó hasta su muerte para que a su familia no le faltara de nada. Siempre al lado de su esposo, Clara fue la gran musa de Schumann, al que inspiró gran parte de su obra y fue la intérprete de la misma.

Lo normal era que los propios compositores tocaran sus propias piezas, pero un problema en la mano derecha hizo que Robert no pudiera interpretarlas. Para eso estaba su famosa, luchadora y exitosa esposa. Fiel hasta el final, al papel que le tocó vivir. Clara Schumann superó la muerte de alguno de sus hijos y siguió tocando incluso después del intento de suicidio de su marido. El carácter depresivo no desapareció con el tiempo, sino que le produjo altibajos que le llevaron a la desesperada decisión de lanzarse a las aguas del Rin. Al ser internado durante cuatro años (otras fuentes, dicen dos) en un psiquiátrico, Clara continuó sus giras, a pesar de estar de nuevo embarazada, y nunca dejó de querer a su marido al que apoyó y ayudó hasta su muerte.

Clara Schumann supone un ejemplo de mujer inteligente y luchadora que ejerció de madre y esposa con devoción y respeto, siendo una de las pianistas más grandes de la historia. En la obra de Robert Schumann, está parte de su genio y grandeza, al renunciar ella misma a seguir componiendo. En la década de 1890, se retiró de los escenarios y de la enseñanza debido a su delicada salud.

Desde 1853 había mantenido una duradera y cercana relación con el compositor Johannes Brahms (18331897), al que ayudó en la difusión de su música, cultivando permanentemente una profunda relación artística e intelectual que duró hasta la muerte. Siempre estuvo enamorado de ella y le pidió, a la muerte de su marido, que se casasen; pero ella nunca quiso mancillar su primigenia relación amorosa con Schumann.

Clara Schumann también fue admirada por otras personalidades de la época como Goethe, quien la conoció siendo muy joven, en la época en que alternaba los juegos infantiles con su formación musical. Conoció personalmente a Félix Mendelssohn, Frederic Chopin y Niccolò Paganini.

Finalmente este emotivo y tierno acto se convirtió en coloquio abierto, en el que se aclararon algunas dudas o curiosidades que el público planteó. Todo ello se desarrolló en la segunda planta del edificio, en el que se encuentra ubicada la mencionada biblioteca: calle Feria, 57.

Gracias a que la tarde era dulce y soleada, pues en Sevilla se aspiraba ya el incipiente verano, los asistentes quedaron enterados de las peripecias, los amores y las dificultades que tuvo esta mujer ejemplar que ha sido bien retratada en la película Pasión inmortal” (“Song of love”, 1947), que interpretaba maravillosamente Katharine Hepburn, y que hace tiempo puso TVE para aficionados cinéfilos y/o melómanos. Lo que nos aconsejó y recordó la conferenciante, para que pudiésemos hacer más redonda la velada musical y cinéfila, visionándola en casa directamente desde YouTube, si nos apetecía. Después comprobé que se ha hecho otra peli, titulada “Clara” (2008), con más tintes morbosos del triángulo amoroso que formaron Clara, Schumann y Brahms.

Algunos tomamos nota de ello mientras marchamos plácidamente a disfrutar de la tarde, de la que aún quedaban rescoldos, pues el acto empezó a las 19 horas y a las 20,30 había finalizado.

Sevilla, 7 de mayo de 2019.

fernandosanchezresa@hotmail.com

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