Por Juan Antonio Fernández Arévalo.
Quién nos iba a decir que el maléfico y ladino Zapatero, tan denostado e insultado, cuando era presidente del gobierno, por una derecha que prefería hundir España para luego levantarla (Montoro dixit), iba a tener la visión de ahorrar una buena cantidad de miles de euros (unos 67.800 millones) para asegurar el cobro de las pensiones en el futuro. Se trata de la conocida coloquialmente como hucha de las pensiones, con la que el “desalmado” líder socialista pretendía crear un “colchón” que preservase a los pensionistas del despilfarro o la ineptitud de gobiernos posteriores.
Si él, en el epicentro de una crisis económica mundial sin precedentes, con una burbuja inmobiliaria creada por el binomio Aznar‑Rato, había sido capaz de una reserva de tales dimensiones, no se podía pensar que un gobierno de la derecha, tan eficaz en la gestión de las cuentas públicas (según se ufanaban todos sus dirigentes), fuese vaciando, con prisas y sin pausas, casi todo el remanente de la hucha, de tal manera que, cuando acabe este año, a esos 67.800 millones de euros habrá que restarle alrededor de 50.000 millones, que se ha “comido” el gobierno de Rajoy en estos cinco últimos años. Por eso, no sería inexacto decir que las pagas extras de los pensionistas las paga Zapatero (a su gobierno me refiero), por más que le pese a esa derecha desleal que tanto critica, sin demasiado fundamento muchas veces, la famosa herencia anterior.
Pero si el compromiso de Rajoy con los electores era bajada de impuestos, creación de hasta 3,5 millones de nuevos empleos (palabra de González Pons, portavoz del PP), reforzamiento del estado del bienestar (sanidad, educación, dependencia, pensiones, servicios sociales…), no se entiende muy bien que el electorado le haya perdonado tan sustanciales y numerosas promesas mentirosas, entre las que figura, como una de tantas, la protección de la Seguridad Social, que iba a preservar, ¡faltaría más!, por encima de todo. ¿Qué ha sucedido, pues, además de la malhadada herencia, en este tema de especial trascendencia para los pensionistas actuales y futuros?
Aparte de otras consideraciones de orden demográfico, que no vienen al caso en este momento, hay una ley especialmente perniciosa para la población y, sobre todo, para las clases media y trabajadora, que ha influido decisivamente en el agujero de la Seguridad Social. Me refiero a la famosa reforma laboral, que ha destruido todos los derechos laborales, arrastrando a muchos trabajadores a una situación de indigencia, en opinión de Antonio Catalán, un empresario decente, fundador de una importante cadena de hoteles. Esta ley ha permitido, a miles de empresarios sin escrúpulos, despedir casi gratis a millones de empleados definitivos y a tiempo completo, sustituyéndolos por otros, los mismos a veces, a tiempo parcial, con contratos temporales y con salarios de miseria, en una precariedad que no se conocía desde hace decenas de años. El resultado es, aparte de la inseguridad laboral que amenaza a todos los trabajadores, una ostensible disminución de las cotizaciones, tanto de trabajadores como de empresarios, con la consiguiente pérdida de ingresos en la Seguridad Social y el estancamiento, a la baja, de la población activa y del empleo de calidad, por más que la propaganda se esfuerce en “vender” una situación idílica.
Si ya sufrimos el “milagro” económico del superministro, presuntamente multicorrupto, Rodrigo Rato, ahora estamos en el “nuevo milagro” del equipo Rajoy, Guindos (sí, el de Lehman Brothers), Montoro y la inefable Fátima Báñez. Menos mal que tenemos a la querida Virgen del Rocío de nuestra parte, que si no…