El hijo pródigo

Perfil

Por Mariano Valcárcel González.

Hay un mural del rostro de Sabina, en la calle Mesones de Úbeda.

En alto, para que no se le mancille, el muralista de Linares, Belin, lo realizó a primeros del mes de septiembre. Una forma de homenaje al cantautor ubetense que coincidía con las Jornadas Sabinianas y era auspiciado por las mismas. Estas Jornadas llevan varias ediciones y las anima, en primer lugar, su pariente Juan José Gordillo (antiguo coordinador de IU en Úbeda) y demás de su círculo de “Peor para el sol” y la colaboración de “Huerta de San Antonio”. Cada convocatoria va a más, incluyendo un concurso de cantantes y autores, “Sabina por aquí”, que siguen la estela sabinista.

Este año han contado con la presencia, en cuerpo y alma, del sujeto de tal veneración, al que ‑por cierto‑ el consistorio le ha nombrado Hijo Predilecto y le impondrá, además, la Medalla de Oro de la ciudad. Se va honrando al cantante y poeta poco a poco, también en su localidad de nacimiento.

Y, sin embargo, la relación de Sabina con Úbeda o de Úbeda con Sabina ha sido, a lo largo de muchos años, una relación tensa o, al menos, desconfiada. O ignorada mutuamente. Y, que fuese así, tiene sus explicaciones, que vienen de antaño, de lejos; que vienen de la existencia de varias Úbedas distintas y distantes y que conviven con pocas mezclas e interacciones.

Nadie “de los de antes” olvida de dónde procede Joaquín Martínez Sabina. Ni él mismo. Y unos u otros recelan de esa procedencia, o tratan de ocultarla o reinventarla. Por demás, que su padre fuese policía gubernativo y su hermano siguiese esa profesión paterna, ya cosa significativa en el régimen de la dictadura, su rama paterna es de las más conservadoras de la ciudad. Por ello, el joven Sabina hizo sus estudios básicos y de bachiller en un colegio de curas (donde iban en general los retoños de la sociedad biempensante y bienestante local). Había, pues, un reconocido diferencial social que, de una u otra forma, se ha venido manteniendo en Úbeda. Lo conocí en uno de los campamentos de JACE (los de “El Viejo”), en la ribera de Valencia, cantando y llevándose al huerto a las chicas del lugar, con el “Sapore di sale”…

El campanazo, terrible cosa sucedida en este pacato ambiente, lo dio Joaquín cuando su personal rebeldía lo llevó a cortar, por lo sano, con todo lo debido o supuesto y se largó a Londres; cosa que acá se interpretó como mera deserción de sus deberes militares, o así se cundió. Si el hecho le hubiese sucedido a otra familia, tal vez el ostracismo y la expulsión social hubiesen sido fulminantes y definitivos; pero cierto es que la procesión fue por dentro, pero llevaron con entereza la mácula, manteniéndose en el estatus. Del sujeto apenas se supo nada, salvo sus íntimos…

Sabemos que al final se recondujo, fuese por querencia y necesidad personal, fuese por el trabajo insistente de su padre; y que, regresado, vistió el caqui. Regenerado, al menos, patrióticamente. Y siguió su discurrir ‑en los ambientes que ya son conocidos‑ alejado de Úbeda. Tal era este alejamiento y el desconocimiento de su existencia, ya para muchos de la localidad, que alguien, dueño de un bar, me decía, una vez, que por allí había pasado uno, que decía que era de Úbeda y que le dejaba un disco para que lo pusiese en el pinchadiscos. Le aclaré que era, en efecto, hijo de la localidad.

Luego vinieron los programas de televisión en que, alternando con los de La Mandrágora, se dio a conocer en toda España. Y empezó a crecer artísticamente hablando. Hasta hoy. Como yo tuve una relación de trabajo y de amistad con su primo carnal, y hube de hacer bastantes horas en su coche, llegué a conocer una cinta de casette que contenía los primeros trabajos del cantautor (me ha dicho el primo que la tiene todavía).

Como poeta destaca, poniéndole la letra a sus canciones o meramente publicando sus poemas; y ha logrado una notable síntesis entre esas letras y la música que las componía. Conectó con una o más generaciones que los colocaron como símbolo de sus vivencias, que se miraron en su espejo para soñar a veces lo que hubiesen querido ser (o ciertamente algunos lo fueron); se creó una imagen de maldito en vida y fue emblema de la “movida madrileña”.

Precisamente, esto último aumentó las reticencias que desde la sociedad conservadora ubetense se le tenían, pues el no hablar de sus orígenes, de su localidad, escocía mucho. Y escuece todavía. Pues, en esta Úbeda cerrada, es buen ubetense quien cumple con formas y ritos y tiene a todas horas el nombre de Úbeda en la boca, venga a cuento o no. Los rumores hablaban de sus visitas de incógnito e incluso, ¡incluso!, su penitencia en la hermandad de su padre, tan tradicional… Si ya había consentido formar parte de las filas de penitentes en la madrugada del Viernes Santo es que se estaba reconciliando con sus paisanos. Al menos, así podía ser considerado.

El bautismo de la Escuela Municipal de Música con su nombre, con un equipo de gobierno municipal socialista, marcó un hito. Marcar su casa de nacimiento con una placa, otro. Y así se han venido cumpliendo los tramos necesarios para que este hijo pródigo de la localidad haya llegado, ya y con Consistorio otra vez en manos socialistas, a ser Hijo Predilecto.

Sabina siempre controvertido y haciendo gala de su libertad de pensamiento (aunque se signifique a veces en campañas concretas a favor de ciertas ideologías de izquierda) que le llevan a recibir, de vez en cuando, algunos garrotazos desde la derecha y desde la izquierda, las del pensamiento único y autorizado que implica que el salirse del mismo sea anatema. Yo lo prefiero en su andar libre y sin ciertas ataduras, en su decisión de volver a Úbeda reconciliado en lo posible. Lo cual no le librará de las reticencias aún presentes de la sociedad más reaccionaria de la localidad. Y si pudieran (oído en conversación), le borrarían ese mural recién pintado.

En fin, auténtico pasaje bíblico.

marianovalcarcel51@gmail.com

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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