¡Aquellas tiendas de comestibles…!

Por Fernando Sánchez Resa y su padre.

Nunca podremos olvidar aquellos establecimientos en los que se vendían comestibles a granel, como un cuarto de kilo de azúcar, un cuartillo de vino tinto, un real de pimiento “molío”, una gaseosa de la Revoltosa o Los Cerros, medio litro de aceite de oliva… Allí, el cliente, era atendido amablemente por el comerciante, ataviado con su mandilón característico, si no tenía a nadie por delante, o debía esperar su turno pacientemente, mientras se departía amigablemente y se conocían, en profundidad, las noticias más novedosas del barrio y los chismes más apetitosos…

Continuar leyendo «¡Aquellas tiendas de comestibles…!»