Por Dionisio Rodríguez Mejías.
7.-A Montse se la llevaban los demonios viéndome con Vicky por la Facultad. En la Fiesta de Primavera no pudo aguantar más. Dejó plantado a Pedro y se vino conmigo. Aquella noche, Montse, mi amor de “La oveja negra”, se entregó en cuerpo y alma. Me dijo que sus padres eran dueños de una academia con más de quinientos alumnos y me propuso dar clases de bachillerato, por las tardes, alternándome con ella. Al poco tiempo, me saqué el carné, le compré el 600 al Colilla y me convertí en asiduo de Montse. Cuando llamaba Vicky, le ponía alguna excusa.