Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.
No me figuro a nuestro articulista, Ramón Quesada, recibiendo, absorto, la soflama que le administra su dilecto amigo Hipólito, “El Barbero”, más conocido entre los lectores de Ramón como “Maese Gumer”, seudónimo con el que lo ha popularizado. Y no lo veo embelesado, porque Ramón no se dejaba subyugar por la oratoria de contertulio alguno, a no ser que el tema de debate le despertara cualquier curiosidad, a veces bastante trivial. Más bien, pienso yo, que el ensimismamiento mostrado hacia “Maese Gumer”, según se desprende en este artículo, se debía más a los efectos de los vapores etílicos que produce un buen vaso de vino del país, aunque fuera acompañado de un simple trozo de bacalao.