Recordando a don Manuel García Tejada

Era un nueve de junio de 1999, muy cerca ya de las vacaciones estivales, cuando un hombre, con ochenta años cumplidos, dio por terminada su estancia en la Tierra y se marchó a hacer su último y definitivo “examen de amor” al Dios en quien tanto creía y confiaba. Se encontraba muy malito ‑¡qué mal ha de encontrase uno para morirse!‑, y con ansias fundadas de dejar este mundo para siempre, pues ya había cumplido su misión…

Nacido de una familia de clase media ubetense ‑siendo el menor de tres vástagos‑ fue el único que estudió. Seguramente, por ser el más joven de su promoción, don Antonio Martínez Gallego siempre lo llamaba “el nene”; también la tersura de su piel y el intacto cabello que mantuvo hasta su muerte influirían para que le diese ese apelativo… Se le cruzó la guerra (in)civil de 1936 para complicarle la vida a su familia e incluso a él mismo ‑como a todo españolito de a pie‑. Siendo buen estudiante, con gran amor a las matemáticas, la estadística, los trabajos manuales…, hizo su carrera de magisterio en la Normal de Jaén ‑pues fue una de las pocas que permaneció abierta durante ese trienio bélico‑ y, con su título bajo el brazo, anduvo camino ‑como diría A. Machado‑ por esos entrañables pueblos de nuestra geografía jiennense, hasta que, una vez hechas las oposiciones a Dirección Escolar, recaló en Torreperogil. Habiendo entrado primeramente en la Safa como maestro, fue nuevamente requerido como Director de las Escuelas de Enseñanza Primaria, en la Safa de su ciudad natal, hasta su jubilación.

Su labor docente y directiva fue altamente fructífera y productiva. Lo avalan, para testificarlo, generaciones de alumnos y compañeros docentes que lo estimaron como a un padre que bien sabe administrar los bienes concedidos. Colaboró intensamente con el padre Bermudo, cuando era Rector general; y, con el padre Mendoza, realizó muchos recorridos pedagógicos y de inspección por los diferentes centros Safa, que se encuentran desparramados en nuestro territorio andaluz. ¡Cómo lo estimaba el malogrado inspector don Isidoro Vilaplana!

Aún recuerdo el impacto que me produjo su docencia, cuando me encontraba cursando primero de magisterio (curso 1970-71), pues fue mi profesor de Prácticas de la Enseñanza. Para mí, un chaval de dieciséis años, don Manuel ‑que luego llegaría a ser “el tío Manolo”, por ser ese el parentesco que tenía con mi esposa‑ era una figura humana de grandes dimensiones, cuya preparación y amor a la escuela supo infundírnoslo (a todos sus discentes) fenomenalmente…

Desde su jubilación, siempre andaba con papeles: principalmente con memorias y estadísticas de la Safa, ya que era muy amante de tabular esos datos obtenidos, cuando trabajaba en activo, para extraer sabias conclusiones; o con todo tipo de datos censales o de población, referidos a su amada Úbeda, que mandaba a la revista IBIUT para su posterior publicación… ¡Qué sería del hombre si no se parase a pensar y repasar lo que ha hecho ‑o está haciendo‑, con el fin de coger la senda adecuada para caminar correctamente…!

Don Jesús Mendoza Negrillo, gran amigo y compañero de don Manuel García Tejada, buen conocedor de sus andanzas pedagógicas por Safa, en la misa que se celebró a los pocos días de su muerte, en una memorable y entrañable homilía, entresacó palabras de cariño y agradecimiento, dichas ya en el día de su jubilación, para remarcar y corroborar su personalidad educadora, sencilla, denigradora de lujos y alharacas… Y cuya fe en Dios y en la religión católica puso de manifiesto durante toda su vida; pero de una manera especial, en sus diez últimos años, en los que el mal le fue consumiendo hasta lo más íntimo de sus entrañas…

Don Manuel García Tejada lleva muchos años descansando en paz, pues fue un hombre de bien que supo y quiso hacer tanto por su familia, su pueblo de nacimiento y su amada Safa, en la que se dejó la piel durante tantos años de su vida, con el solo prurito de acostarse cada día sintiéndose satisfecho del deber cumplido… ¡Esté plenamente seguro, don Manuel, que su obra, tan sencilla como duradera, ha fructificado familiar y documentalmente; en especial en esa Safa de la que siempre estuvo tan orgulloso…!

Úbeda 2-6-2014.

 

Familia.

 

Don Manuel, el primero por la derecha, en la fila de en medio.
EJERCICIOS ESPIRITUALES EN CÓRDOBA.
MAYO DE 1950.

 

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