«Estos son mis principios; si no les gustan, tengo otros» (Groucho Marx).
Magnífica declaración de intenciones que deberían llevar bien visible muchos (y muchas) de los que más presumen, alardean e incluso nos conminan admonitoriamente a tenerlos. Porque son ellos, precisamente ellos, quienes menos los aplican; eso, cuando supuestamente los tienen.
Claro que hay quienes sí los tienen, mas no les interesa declararlos, que se sepan. No es que no tengan principios, es que son tan impresentables e inadmisibles que no quieren que se conozcan.