21-03-2012.
Cuando el paseo de la Explanada era eso, un paseo; cuando su amplitud no la había recortado esa obsesión desmedida del mandatario de turno por edificar y sacarle provecho económicamente al suelo de nuestra ciudad monumental, a ese antiguo parque lo poblaban perfumadas acacias y gigantescos árboles que, en verano, eran inmensos toldos que la naturaleza generosa brindaba al paseante.