Nuevo encuentro de los Sánchez Cortés en Francia, y 11

01-02‑2011.
DÍA 16 DE AGOSTO, LUNES
Nada más levantarnos y ducharnos bajamos a desayunar el bufé libre, por siete euros, que nos supo a gloria, sobre todo a Antonio y a mí, pues Margui se encontraba indispuesta. Aunque ella no tomase nada, entre Antonio y yo hicimos, con largueza, los tres desayunos. Luego recogimos las cosas del hotel, pagamos y nos dispusimos a cargar las maletas y demás cosas en el coche que aparcamos anoche en el aparcamiento n.º 6 del hotel. Ya antes había llamado a Margui-madre y a mis padres por teléfono para enterarnos de que en Úbeda estaba el cielo cerrado de nubes mientras en Burgos, aunque rascaba el frío y más anoche cuando llegamos, en esos momentos estaba despejado.

En la estación de autobuses de Jaén, camino de Granada. ¡¡Hasta siempre Antonio!!
También condujo Antonio mientras Margui se iba encontrando peor, pues no sabía cómo ponerse para que se le aliviase el dolor y el malestar. Como no se mejoraba, tuvimos que llevarla a Urgencias. Nos encontrábamos en Lerma, provincia de Burgos.
Conforme fue pasando el viaje se iba mejorando paulatinamente. En fin, menos mal que al final se curó y todos nos alegramos, pues le veíamos muy mal cariz. Así que, al empezar el viaje ella había estado pachucha y al finalizarlo también…
Paramos a comer en la provincia de Segovia, aunque sólo lo hicimos Antonio y yo, pues a Margui no le apetecía. Desde allí cogí yo el coche hasta que llegamos a Úbeda. En cuanto Antonio se puso atrás, empezó a dormir como un bendito ¡Qué envidia teníamos los no durmientes…! Con el tiempo un poco justo, llegamos a la estación de autobuses de Jaén para que, a las ocho de la tarde, Antonio pudiese coger el autobús directo a Granada, pues el siguiente, y último, era a las nueve y media, y hubiera sido muy pesada la hora y media de espera.
Nada más llegar, Margui le compró el billete, sacamos su maleta y enseres, aunque el vino y alguna otra cosa quedó para luego llevárselos en futuros encuentros granadinos. Nos despedimos de él con varias fotos que así lo atestiguan, donde se ve Antonio, todo contento, a la puerta del autobús.
Luego, en una hora escasa, nos plantamos en Úbeda, pues teníamos muchas ganas de llegar y sin haberle dicho a nadie que Margui se encontraba enferma y que habíamos ido al médico. Aunque, la verdad, le sonaba raro a Mónica, cuando hablé con ella desde la provincia de Segovia, que saliendo a las once de Burgos todavía nos encontrásemos tan lejos de Úbeda…
Por fin, después de haber hecho tres mil kilómetros de viaje con nuestro auto, habíamos llegado sanos y salvos a nuestra amada ciudad y más viendo lo que se ve por estas carreteras del señor y, especialmente de España, con la cantidad de “acosadores automovilísticos” que no hacen más que acosar, especialmente ciertos camioneros descerebrados que, por ejemplo, se ponen en el Despeñaperros a correr más de lo establecido en ciertos tramos de 50 ó 60 km por hora, pitándote y todo, aunque vayas a lo que manda la señal de tráfico correspondiente, mientras ellos se sienten tan orgullosos de ver que destacan como corredores profesionales… Así no es difícil ver algún que otro camión tirado, con sus botellas y todo, en medio de la calzada, como nos ha pasado alguna que otra vez que hemos pasado por allí…
Ahora toca mandar esta crónica a los “Sánchez Cortés” y amigos, ilustrándola con las fotos más especiales, para que quede constancia de este nuevo encuentro familiar que bien ha merecido la pena tener…
Nupcias de Fernando Sánchez Martínez y Antonio Cortés Berbel.
Mariana. José. María.
Juan. Fernando. Alfonso.
Los “Sánchez Cortés”, Fernando y María, con Patricia y Manuela el año pasado en el Parador de Úbeda.

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