Siempre me pareció grácil

12-04-2010.
Siempre me pareció grácil, flexible como las palmas de las orillas del Emiros, en las fronteras de Cartago, de donde llegó a la edad de trece años. Te digo, mi buen amigo Cirno, que pálida es la estirpe de Afrodita y opaca la de Helena, si las comparáramos con la suavidad de su cuerpo. En toda la isla no hubo mujer que gozara de una piel como la suya. Hablaba una lengua extraña, la de los sículos, que habían cruzado el mar desde la Tricania.

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