El seminario de maestros

06-03-2010.
Manuel Martell escribió:
En la casa e instalaciones donadas por la familia Benavides Bueno, en Villanueva del Arzobispo, Safa fundó la primera escuela de Estudios de Magisterio que, con la sola excepción de la Normal estatal, ubicada en la capital de la provincia a más de cien kilómetros de distancia, era el único centro de estudios de formación pedagógica existente en el ámbito territorial del Santo Reino.

Si bien es cierto que, por entonces, los estudios de Magisterio no se contenían entre los de rango universitario, no lo es menos que derivaban en un título académico y profesional de gran estimación en la sociedad. El día 13 de agosto de 1944, el padre Villoslada comunica al padre Francisco Hermoso que la escuela de Magisterio está concedida por sus Superiores y además se constituirá en Villanueva una Residencia de jesuitas.
La Escuela de Magisterio, Seminario de Maestros, abrió en los primeros días de octubre de 1944, con 24 alumnos de once y doce años, siendo el padre Borja Aldama el Prefecto o Director del mismo y el padre Juan Isidro Pérez, el Padre Espiritual. Los primeros profesores fueron don Sebastián Talavera y don Mateo Carrasco Duarte, con la ayuda de don Francisco Guerrero. Se hicieron excursiones al Pantano del Tranco, cortijo del Valle, Iznatoraf y, durante las vacaciones de verano, marcharon unos días a la barriada de El Palo, en Málaga.
En el curso 1945-1946, se hizo cargo de la Dirección el padre Francisco Serna; aumentó el alumnado hasta cincuenta y llegaron nuevos profesores: don Isaac Melgosa ‑formado en la Universidad de Comillas, fue una de las columnas básicas de las escuelas‑, don Jesús Negrillo, don Fernando Cueto y don Mauricio Pérez.
En el curso 1946-47, la matrícula asciende a cien alumnos; el Prefecto es el padre Francisco Aldama; y como Espiritual, el padre Fernando Pérez Romero.
En el curso 1948-1949, el Seminario de Maestros fue trasladado a Úbeda. Contaba ya con sesenta y cinco alumnos.
El traslado a Úbeda, por falta de espacio en las instalaciones de Villanueva, supuso ciertas divergencias entre los mismos jesuitas, ya que algunos apostaban por adaptarlo en la finca “La Aduana”, que la Compañía poseía en Córdoba.
Por su interés, transcribimos el artículo publicado por don Juan Pasquau en febrero de 1964:
La Escuela de Magisterio en Villanueva del Arzobispo
A Villanueva del Arzobispo corresponde la honra de haber sido el primer pueblo en que arraigó la Safa. La primera institución fue la de Alcalá la Real. En otra ocasión, desde esta misma columna, se ha dado cuenta de la fundación de este Centro. ¡Tiempos heroicos, edad de hierro de la Sagrada Familia! Fue en el año 1940. Yo recuerdo que, en 1941, fuimos a Villanueva todos los maestros de la Institución (entonces no pasábamos de diez entre Villanueva y Úbeda) a la Primera Comunión de los niños. En este acto mostró el pueblo de Villanueva su identificación absoluta con la Institución: un entusiasmo popular colectivo, banda de música, colgaduras en los edificios, aire de fiesta total en el ambiente fueron el signo patente de confusión de intereses, propósitos, ambiciones. Desde aquel día es difícil concebir a la Safa sin Villanueva y a Villanueva sin la Safa.
Pues bien, como el surco de Villanueva fue el primero que recibió la semilla, aquí se plantó y creció rápido uno de nuestros mejores árboles: la Escuela de Magisterio. Y digo árbol, porque no encuentro, para este caso, imagen mejor. Porque una Escuela de Magisterio, escuela de Maestros, renueva cada año la savia de la Institución y en ella maduran, en promociones sucesivas, los frutos mejores (diremos los frutos selectos) de la Safa.
El padre Francisco Aldama fue desde un principio el alma de la Escuela de Magisterio de Villanueva junto con el padre Villoslada. Fue este jesuita, de prodigiosa finura intelectual y moral, quien puso los cimientos safistas. Y esta parcela trascendente de la Escuela de Magisterio, a él, al padre Aldama, fue confiada. Junto con él, un grupo distinguido de profesores, don Isaac Melgosa, don Mateo Carrasco, don Mauricio Pérez, don Jesús Negrillo…, todos ellos gloriosos para la Institución. La mayoría de estos profesores, que ya peinan canas… en la Sagrada Familia, continúan trabajando denodadamente y les cabe la satisfacción de haber sido piedra angular (he ahí a don Isaac Melgosa). Si la historia safista pudiera identificarse con un hombre, he ahí a don Isaac: puede decirse que ha consagrado su vida, y no hay hipérbole alguna, a las Escuelas Profesionales.
Más adelante, en marcha ya las edificaciones de la Institución en Úbeda, la Escuela de Magisterio pasó a esta ciudad y ocupó, sucesivamente, las aulas que hoy constituyen el Grupo Escolar y una de las alas de la residencia. Actualmente, tiene edificio propio y puede decirse que la promesa que apuntó en Villanueva ha cuajado en logros sucesivos, fundamentales, plenarios. Pero repetimos: la partida de nacimiento de la Escuela de Magisterio, a Villanueva hay que referirla. En este pueblo, el padre Villoslada bautizó nuestras Escuelas Profesionales. Y, en este pueblo, la benemérita familia Benavides apadrinó moral y materialmente a la Obra tan favorablemente nacida.
Estas instalaciones de Villanueva quedaron para alumnos internos, hijos de familias desfavorecidas económicamente. Pudo ser un hito para la marcha de la cultura en la localidad mantener este Seminario, desconociendo las razones que impidieron lo que pudo marcar, en parte, el rumbo de nuestra ciudad.

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