16-01-2010.
Autor del dibujo de portada
Luis Juan Torres López (Catedrático de Dibujo del Instituto San Juan de la Cruz de Úbeda y socio de AAMSU, ljtorres54@gmail.com), a quien los autores agradecen su magnífico trabajo.
PRÓLOGO A LA 2.ª EDICIÓN
Siempre he pensado que hay talentos que se pierden por culpa de las circunstancias de la historia. Por culpa de esa historia personal que, traidora, te atrapa, te envuelve y te conduce a un destino que no era el tuyo. Un destino superficial y fingido que se superpone para que no seas quien, en verdad, debes ser.
¿Cuántos hombres y mujeres no han podido alcanzar la cima de ser grandes artistas, magistrales filósofos, excepcionales científicos…, por culpa de unas circunstancias que les han impedido crecer, desarrollarse y ser cuanto debieron?
Ahora, después de leer Relatos y vivencias, primera y segunda parte, me vuelvo a reafirmar en mi creencia. Porque, detrás de cada uno de los testimonios que su autor relata, en el poso de su esencia vivida, percibo una sabiduría profunda, y una narrativa y poética a modo de mineral en bruto que, si no llega a alcanzar la magia del diamante, es tan sólo por culpa de una base nunca convertida en cimientos, que de niño y de joven debieron ser de hondura y no lo fueron; y de unas situaciones especiales y particulares que le han impedido desarrollar las alas de lo sublime.
Querido Fernando Sánchez Cortés:
Decía el poeta Jean Paul Richter que la memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados. Y no se engañaba. Porque uno, cuando lee tus relatos y vivencias, pese a ser ‑en no pocas ocasiones‑ crudos, dramáticos, trágicos y dolorosos, no dejan en el alma del lector ningún resentimiento, ni desesperanza, ni siquiera una sombra de acritud; sino al contrario: se ve que detrás de ellos hay un corazón sencillo y limpio, bondadoso, grande en nobleza y honradez. Un corazón, el tuyo (ahora ya con más de 85 años), que hace que broten los recuerdos, desde más allá de la sangre, como a borbotones, en la libertad de sus latidos; con rabia y coraje; con valentía, sin tiempo cronológico ni distancias más allá de las del alma; con sinceridad, pero sin que en ningún momento caigan en la aridez de la desconfianza y el rencor; y sin que ninguno deje de llevar en sus perfiles, como tus propios rosarios, el delicado barniz de la ternura y la delicadeza.
Querido Fernando Sánchez Resa:
Decía Rousseau que «un buen padre vale por cien maestros». Y no le faltaba razón. Porque, si tú has llegado a ser un enamorado del estudio, de la docencia, de la dirección, de la psicología, de la música, de las letras, de la pluma…, es porque tu padre, a quien pocas oportunidades le brindó el destino de su infancia y juventud, ha querido ‑como el resumen de cien maestros‑, junto a tu madre ‑tan en silencio, tan entregada, tan gran mujer, como de puntillas sobre las aguas del amor, sin pretender ella ser protagonista de nada que no sea vuestra felicidad‑, darte todas las posibilidades que a él le fueron denegadas. Por eso, ahora tú has podido coger en tus manos sus manuscritos, repletos de faltas de ortografía e infinitas lagunas sintácticas y, por tu sabiduría ‑a modo de un maestro alfarero que toma un barro rico y moldeable, respetando lo máximo posible la originalidad creativa‑, corregirlos y darles la forma más artística, la compostura más digna, más literaria…, y más plena y emotiva en su contenido.
Querido lector:
He aquí este libro sin falsa palabrería. Un libro que es la historia de una vida en la que, de alguna forma, todos nos vemos reflejados. En él, las luchas, las penurias, las enfermedades, la guerra, el trabajo, el amor, los hijos, las ilusiones…, las esperanzas. En él, también la llaga nunca cerrada ‑porque las imágenes aún queman en la conciencia‑ de nuestra guerra incivil. Con toda su crudeza, con todas las sombras de injusticia, de horror, de incomprensión y de muerte que nos trajo; y que hemos de evitar, por todos los medios, que se repitan.
He aquí esta colección de relatos que no pretende en el fondo otra cosa que llenar la vida plena en años y sentimientos de un hombre que tuvo hijos, varios hijos; que plantó un árbol, varios árboles; y que no quiso irse al paraíso de la eternidad sin escribir también un libro, varios libros. Redondez completa y alcanzada. Enhorabuena.
He aquí Vivencias y relatos de Fernando Sánchez Cortés y Fernando Sánchez Resa, padre e hijo, para ser leído en los cálidos ratos del silencio, sin prisas, con la mente abierta al respeto y la comprensión, y bajo la lluvia de una música mágica y cercana: la del abrazo de un hombre, hijo, que es grande porque mucho aprendió y mucho ama; y la de un hombre, padre ‑ya anciano‑, que pudo ser más grande y más reconocido, de no ser porque la historia, traidora, pierde ‑como decíamos al principio‑, no pocas veces, a muchos de sus talentos.
Ramón Molina Navarrete.
Antiguo alumno de Magisterio Safa.
rmolinanavarrete@yahoo.es
Antiguo alumno de Magisterio Safa.
rmolinanavarrete@yahoo.es