Los españolitos y los españolazos

23-08-2009.
Desvelar lo que nos rodea, y sorprenderse por ello, es un gozo irrefrenable que viene desde aquel momento primero en que adquirimos conciencia; pero, lo que en un momento de la vida nos sorprende, en otro ‑en cambio‑, nos deja impasibles, y viceversa; y desde no hace mucho ‑debe ser la edad‑, a mí me sorprenden los razonamientos de los niños y sus respuestas.

Este verano, jugando con un sobrino‑nieto de tres añitos, se me ocurrió darle una broma, consistente en sorprenderlo con mi voz y mi mano, simulando a un perrazo que le mordiera su trasero. Después del tremendo susto que se llevó, sus consiguientes lágrimas y mi disculpa, intentado explicarle que aquello había sido una broma, su respuesta, lejos de golpearme o insultarme fue: «Esas bromas no me gustan». El “sorprendedor” había sido sorprendido.
¿Seguirá reaccionando así este españolito ante una broma pesada, cuando sea un españolazo? (Españolito que vienes / al mundo te guarde Dios. / Una de las dos Españas / ha de helarte el corazón., decía don Antonio Machado). ¿Por qué mecanismo fisiológico, los españoles tenemos tendencia a sublimar la vía emocional para resolver nuestros problemas, obviando el análisis y la particularización?, procedimiento con el cual los problemas parecen no arreglarse nunca, oscilando las soluciones, a lo largo del tiempo, desde planteamientos opuestos, según el contrincante que ejerza el poder.
Si revuelvo en el baulillo de mis recuerdos, los ejemplos aparecen mogollón: los razonamientos absurdos de los machistas que yo oía en los años sesenta y setenta parecen la imagen especular de los planteamientos actuales de una gran parte de feministas; las medidas del Generalísimo en contra de la utilización de las lenguas y la educación de catalanes, gallegos y vascos eran iguales de aberrantes que las utilizadas ahora por los “generalitos” de esas comunidades contra los hispanohablantes que viven allí…
Este verano, un compañero de la asociación, herido en su dignidad por el escrito de un periodista contra los políticos españoles, ha publicado en esta página dos artículos con la misma acritud, las mismas generalidades, los mismos insultos…, utilizados por el primero, pero contra los periodistas.
Es probable que Goya haya realizado, por medio de la pintura, los estudios psicológicos más profundos del carácter de los españoles. Y en la obra que el pintor tituló “Duelo a garrotazos”, es donde se representan, con toda crudeza, las razones utilizadas por muchos españoles para resolver sus problemas o sus diferentes formas de entender la vida. Es esa una pintura donde a cualquier español que la contempla se le arruga el alma, y donde uno no puede evitar preguntarse: «¿Será genético ese comportamiento y, por tanto, heredable e inevitable, como tantas otras enfermedades humanas? ¿O será fruto de una educación inadecuada?».
Yo carezco de conocimientos para discutir sobre ese asunto y, mucho menos, para buscar soluciones; pero, utilizando la misma respuesta candorosa de mi sobrino‑nieto, digo: «Esos escritos insultantes y viscerales contra los políticos, los periodistas, los obispos, los bomberos… ‑todo en plural‑ no me gustan».
albayanaeditorial@yahoo.es

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