090309

Vuelve Gila
¿ESTÁ EL GOBIERNO…? ¡QUE SE PONGA!
Despacho de Presidencia de la Xunta. El presidente cesante solicita una conferencia.
–Señorita: soy el ex “Presidente”. Póngame con el gobierno…

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–¿Cómo que con cuál…? Ya sé que hay diecisiete, pero yo sólo quiero hablar con el que manda. (A ver si se pone… No va a ser fácil, porque ¡tiene una de jaleos…! Cuando no es el Correa es el Camps, los espías de la comunidad de Madrid, los parados, las cacerías, la crisis, los banqueros y, por si faltaba algo, el alcalde de Alcaucín, Pepe “El Patillas”, cantando sus penas, por soleares, con ciento sesenta mil euros debajo del colchón. ¡Jo…! ¡El pobre, no gana para disgustos!). ¿Es el gobierno…? Y… ¿está el líder…? ¿Sí? Que se ponga.
–[…].
–Hola José Luis. Que te llamo porque te quería preguntar una cosa. Oye, ahora que me han “echao” de la Xunta, ¿qué les digo a los periodistas? ¿Que estoy en proceso de desaceleración gubernativa o en la Champion league de la inactividad política?
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–¿Que en el paro…? Vale; lo que tú digas, que para eso eres el Presidente. Y hablando de otra cosa, ¿no me podrías inyectar unos cuantos millones para aguantar el partido hasta las próximas elecciones…?
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–De qué van a ser, pues de euros, que la peseta no funciona desde los tiempos de Aznar. ¿Ya no te acuerdas? (Parece mentira).
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–Que no es por mí, que yo me arreglo con lo que sea; pero los jóvenes ya sabes cómo son, que no se conforman con “na” y han puesto en el balcón del Ayuntamiento una pancarta que dice: «¡Sin inyección no hay oposición!».
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–Eso. Que dicen que se van con el Mariano.
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–No; con el Rajoy no; con Mariano el boticario, que sirvió en Belchite y es de derechas de “toa” la vida. También dicen que a ver si les das más autonomía o la independencia, lo que te sea más fácil…
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–Hombre, pues una que sea buena, como la de los catalanes, con su estatuto, su bandera y su equipo de fútbol. ¡Qué menos!
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–Otra cosa. ¿Tienes a mano algún juez con la escopeta “cargá”…? Sí, de esos que, en una tarde, meten en la cárcel a tres alcaldes y siete concejales, y además reclaman el certificado de defunción del mismísimo Franco, que en paz descanse.
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–¿Qué “pa” qué lo quiero? Porque dice mi “cuñao” que el Benito se ha “comprao” un traje de pana negro, con boina y todo, y que tiene dudas de la procedencia del efectivo.
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–Hombre, porque si el dinero proviene de la corrupción, mi “cuñao” cuidaría del tractor del Benito, mientras esté en la cárcel, que lo tiene nuevo a estrenar. No va a estar inactiva la maquinaria los años que le echéis.
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–O sea… que no es fácil. Bueno, pues otra vez será.
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–¿Caza? La que quieras. ¿Qué si es mayor…? Hombre, pues tiene que serlo, porque los conejos llevan en estos montes toda la vida. Y ya que te tengo al aparato, encárgame un satélite, de esos que graban las conversaciones de la oposición…
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–¿Que hable con el Narcís…? ¿Cuándo puedo llamarle…?
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–¡Ah! ¿Que nos está escuchando? [Alzando la voz] Oye, Narcís, no te olvides del satélite. Dice mi suegra que te envía un saludo y que a ver cuándo vienes por aquí a comerte unos centollos y a tocarnos algo al piano. Adiós… Ya está, José Luis…
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–¿Insensato yo? No señor. Tú sabes que yo me arreglo con lo que sea y que todo lo que hago es por el pueblo. Cuando reformé el despacho, los de la oposición decían: «¡Cómo se puede gastar tanto dinero!». Y yo les contestaba: «Porque es para el pueblo, ¡atontaos!; y los pueblos se lo merecen todo. Y este pueblo mucho más». ¡Con lo que nos costó echar a Fraga! (Que parecía que nunca se iba a ir). Luego lo amueblé con los mejores muebles. ¡Cada silla me costó cerca de cuatrocientas mil pesetas! Pero yo decía: «Todo lo que se haga por el pueblo es poco». ¿O no?
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–Fíjate que había quien me preguntaba si podíamos mantener los trescientos cincuenta y cinco coches oficiales de la comunidad y yo les decía que sí. ¡Mentira! Que con la mitad nos hubiéramos arreglado. Pero, ¿qué ganaba yo diciéndolo? ¿Eh? Preocupar al pueblo. ¿Te hubiera parecido bonito? Bastante sufres viendo cómo aumenta el paro por culpa del Bush y del Aznar… A los pueblos no se les puede hacer sufrir. Yo, al mío siempre lo he tenido en un pedestal. Cuatro coches de Presidencia, sí señor; y el último más caro que el del Obama. Y la oposición, rabiando de envidia, decía: «Mira ese “desgraciao” qué coche lleva». ¡Qué envidiosos! Y qué malos, porque en el fondo no me tenían envidia a mí, sino al pueblo.
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–Bueno, lo de las corbatas de seda italianas y los relojes de oro son pequeños caprichos que no les podía negar. Bastante tiempo han estado preguntando a los señoritos: «¿Cuántas horas faltan para que acabemos de mariscar? ¿Doce todavía…? Pues si que se está haciendo largo el día…». Oye, que la gente no es tonta. Te ven y piensan: «Sí; mucho prometer, pero mira qué corbata y qué reloj lleva. ¡De pobre…!». Y no se fían de uno. Y siguen pensando: «Si ni siquiera tiene un yate como el del amigo del Quintana…».
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–Pues a punto estuve. ¡Si no llega a ser por las encuestas, que decían que pasaría lo que ha “pasao”…!
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–Hombre, pues sí que me preguntaba que yo “pa” qué quería un yate, pero en los mítines hubiera podido decir al pueblo lleno de orgullo: «¡Ya tenéis yate! Que ni siquiera lo habíais soñado. A ver quién se queja ahora. ¡Un yate…!». ¡Jo! Hasta tenía pensado el nombre, que le iba a poner… “Progreso”. ¿Qué te parece? Bonito y apropiado ¿O no?
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–Perdona José Luis; pero me parece que es el Feijoo que está llamando a la puerta. Tú piensa bien lo que te he dicho y escríbeme con lo que sea. ¿Vale…?
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–Como tú digas… O sea, que yo de momento dimito y más adelante, “si eso”, ya veremos…
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–De acuerdo, pero que conste que de despilfarro nada y que a mí valores éticos y democráticos me sobran.
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–Otro muy fuerte para ti y un beso de parte de mi mujer; y que dice que te cuides que, con esto de la crisis, has perdido la gracia del Bambi que tenías antes y estás ojeroso y con cara de vinagre…
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–Muchas gracias… De tu parte.
 
 

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