La enésima cortina de humo

04-01-08.
Entro en el tema que mi compañero de Safa (Diego Rodríguez Vargas, de la misma promoción del 67) dedica a los obispos con su extraordinaria pluma (me gusta mucho cómo escribe) y del que, aunque comparto la mayoría de su contenido (no todo), pienso que es un falso debate, porque en lo sustancial cada parte (Iglesia y Estado) sabe perfectamente hasta dónde tienen razón su posición y la del otro. Creo sinceramente que es “una nueva cortina de humo” que este gobierno se “saca un poco de la manga”, aprovechando que algunas intervenciones de la jerarquía de la Iglesia (a la que en algún caso habría que recordarle aquello de si tu mano, tu ojo —yo diría “tu lengua”— va a servir de escándalo, córtatela o sácatelo, porque más vale entrar en el reino de los cielos manco, ciego, mudo… ¡ojo, la jerarquía no es toda la Iglesia!), aprovechando que algunas intervenciones de la jerarquía de la Iglesia son más que cuestionables (deberían algunos callarse o que le hagan callar otros superiores) y se las brindan al gobierno un poco en bandeja, para que éste tenga entretenido “al personal”, desviando la atención de otros problemas que afectan “muy mucho” a la población, a la que dicen que representan y por lo que están ahí (vivienda, paro, inflación, subida de productos básicos, situación de los inmigrantes, y un largo etcétera).

Es para mí, cuando menos chocante, que por la misma fecha, por ejemplo, se han producido otros acontecimientos, tales como actuaciones de dirigentes de comunidades autónomas, afirmando posiciones contrarias a la Constitución. Véase la intervención de Ibarretxe en su discurso navideño, indicando, erre que erre, que convocará un referéndum, para lo que no tiene competencias: por tanto sería claramente inconstitucional. O cómo Carod Rovira y el gobierno catalán, a tres bandas con el vasco y el gallego, firman el compromiso de que sus respectivas selecciones “nacionales” competirán como tales, con otras selecciones de otros países, vulnerando con ello, de nuevo, sus propias competencias. Hay más asuntos; pero bastarían estos ejemplos. Pues bien, ni estos ni los otros han merecido el más mínimo comentario por parte del Ejecutivo de España. Claro, ello se entiende desde el punto y hora en que se ha aceptado ya, en estos supuestos, de “iure” y de “facto” el federalismo asimétrico, norte y guía del PSC (PSOE en Cataluña) y el PSE (PSOE en Euskadi). De manera que los ricos intentan y van a conseguir ser más ricos: agencia tributaria propia; concierto económico, o cupo vasco; IVA exclusivo para Cataluña de sus productos, se compren donde se compren; etc. ¿Son estos temas preocupantes, sobre todo para Andalucía, que después de más de 25 años de gobierno del mismo color (no hemos conocido más que a Franco y al PSOE) sigue en el furgón de cola, de la cola de Europa (véase por ejemplo el informe PISA, a pesar a la enorme propaganda “Andalucía al Máximo”, “Tercera modernización”, “Andalucía Imparable”…)?
No le oculto a nadie que he sido durante ocho años (dos legislaturas municipales) alcalde de mi pueblo, por una opción nacionalista andaluza (PSA y PA), hoy opción minoritaria; porque el pueblo andaluz, como pueblo soberano, así lo ha decidido hasta el momento (por supuesto nada que objetar). Digo esto para que nadie crea que estoy tomando una posición de la derecha representada por el PP; y por ahí no van estas reflexiones acerca del artículo de Diego.
Mi posición política, aunque retirado de la política activa desde hace algunos años, es de centro-izquierda a favor de un Estado Federal, pero solidario con todos los territorios que llamamos España (a mí no me desagrada decir que me considero español: todo lo contrario que otros nacionalistas periféricos), donde no existan comunidades privilegiadas respecto a otras y, sobre todo, deseando que nuestra tierra, Andalucía, rompa sus dependencias económicas que desde siglos la tienen subyugada y postrada. Por eso me chocan estas reacciones de un gobierno que lo sustenta un partido que, “prima facie”, se dice laico, con todas las consecuencias; y luego, sus cargos públicos no tienen reparo en presidir las procesiones, las romerías y cuantas actividades de culto público se tercie, como en los mejores momentos del nacional catolicismo, confundiéndose en esos actos Iglesia y Estado (con tal de obtener algún rédito electoral: si tienen que vestirse de “lagarterana” lo hacen, ‑Felipe González dixit‑). ¿Es esto coherencia y mantenimiento de un ideario laico en quien predica que lo es? A cada lector le dejo que responda por su propia reflexión.
En cuanto a la Iglesia, ya he insinuado que la jerarquía es una cosa y la comunidad de creyentes creo que es otra muy distinta.
Tampoco tengo reparo en declararme públicamente creyente, sin ninguna duda; pero me considero más cercano a la Iglesia del compromiso temporal, la de la Teología de la Liberación, la Iglesia de Cáritas y los pobres, la Iglesia de la Juventud Obrera Cristiana que en otros tiempos, en la Safa, a través del padre Marín SJ y de otros, conocimos. Recuerden: el himno jocista lo decía todo.
EN PIE LA JUVENTUD OBRERA
(aunque ya peinamos canas, en espíritu se puede seguir siéndolo)
QUE UN ORDEN NUEVO VIENE A DAR.
EL MUNDO EN RUINA NOS ESPERA,
JOCISTA VAMOS A LUCHAR.
A LUCHAR POR NUESTROS HERMANOS,
EN LA OFICINA, LA MINA Y EL TALLER.
EN PIE DE GUERRA, TODOS AVANCEMOS.
PASO A LA JOC, QUE HA DE LUCHAR,
QUE HA DE VENCER, POR LA VERDAD,
DEL TRABAJO Y SU PROGRAMA
DE LA JUSTICIA SOCIAL…
En fin, termino como empecé: es bueno contrastar opiniones, sobre todo si quien escribe es Diego; sin menospreciar a otros, por supuesto (Hinojosa, Dionisio…), que ya han avalado con múltiples publicaciones su bien-hacer.
Diego, un abrazo desde estas reflexiones. Si pueden servir para continuar reflexionando, estupendo.

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