Aquella feliz idea del “Coto escolar” había “cuajado” en lo más profundo de aquellas mentes infantiles que con un mimo maternal, tutelados por algunos maestros, cuidaban aquellas tiernas avecillas que se multiplicaban, día a día, para gozo y encanto del Sr. Director, que las mostraba ufano a cualquiera de las numerosas visitas de que era objeto la Casa-Madre.
Algunas, como los canarios, estaban controladas. Fue prenda el regalado a D. Camilo Alonso Vega, entonces Ministro del Interior ‑aunque entonces no se decía así‑, responsable de la Guardia Civil y antiguo defensor de Álava frente a la vesania roja; pero que con gran desesperación del experto, resultó ser canaria, hecho deducido, según cuentan las crónicas, por la mudez del pájaro más que por un examen del sexo.
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