Una modesta propuesta de programa educativo electoral

24-12-07.
Llega en buena hora, con el informe PISA pisándonos los talones y del que se han dicho tonterías como estas: que estamos mejor ahora que hace treinta años, que llegamos al nivel de USA… ¡Pues vaya si no estuviésemos mejor que hace treinta años; y venga si nos tenemos a gala de estar en la estulticia de los americanos!
 

Voy a brindar algunas ideas, mejor creo que solo a confirmárselas a algunos… Les advierto que me centraría en la Educación Primaria, que es donde empecé y donde creo que termino. Pero empiezo además por ella (infantil y primaria) por una razón primordial e importantísima: PORQUE ES LA FUNDAMENTAL para la consecución de los demás tramos de todo el sistema educativo.
MUCHA ATENCIÓN A LA EDUCACIÓN INFANTIL Y PRIMARIA
Y aquí falla todo, porque por tradición son los tramos que menos atención, menos inversión, menos importancia y categoría se les ha dedicado o atribuido.
Piénsese, sin embargo, que aquí es donde se ponen las bases educativas (no solo ENSEÑANZA de conceptos sino adquisición de HÁBITOS, APTITUDES, ACTITUDES, formación de la personalidad, etc.). Si en estos primeros años escolares fallan algunas partes o todo, se reflejará en el futuro y además ello será difícil corregirlo, enmendarlo o sustituirlo.
Precisamente por el desinterés y el desprecio que se le tiene a esta primera enseñanza, sus maestras y maestros son los que tienen en realidad más carga de trabajo físico y presencial, real y directo, con los alumnos. Al menos, sufren la misma carga burocrática que los demás (ahora más en Andalucía, gracias al invento del programa SÉNECA, de acceso telemático, donde deben introducir directa y personalmente los datos durante el curso); y, para colmo, consumen en la totalidad las horas lectivas asignadas, que son las mayores del sistema educativo. Paradójico, ¿no…?
Hace falta asegurar la eficacia y la consecución de los objetivos en estas etapas iniciales, facilitando realmente la tan cacareada educación personalizada (más profesorado de atención a los casos específicos); facilitando la progresión adecuada del alumnado (no retardándolo, para evitar los desfases y desajustes puntuales); permitiendo que el programa se concentre en los puntos básicos INSTRUMENTALES (lecto‑escritura comprensiva, habilidades matemáticas) que llevan luego a poder entender y dominar otras tantas materias que se les van a presentar y se les van a repetir; tantos datos que, si no se los encuentran a una edad se los encontrarán a otra…
Por cierto, si se alivia el programa de accesorios y tanto dato inoportuno e innecesario en los tramos iniciales (salvo la introducción del segundo idioma, que no tiene por qué desplazar al español, lógicamente), luego se podrán dar y hasta ampliar esos datos, porque no se deberá perder tiempo en repetir otra vez esos conceptos y las habilidades instrumentales que deberían estar asimiladas.
Sin embargo, lo anteriormente expuesto parece ser que no se entiende y los que debieran entenderlo no lo consideran. En realidad, lo que hacen es volver el mundo del revés; violentar los procesos naturales. ¿Cuántos datos recibirá una persona en el transcurso de su vida por diferentes medios? ¿Y cuántos será capaz de asimilar, comprender, si carece de las habilidades básicas…?
El analfabetismo funcional que ahora padecemos (informe PRISA) es consecuencia de lo expuesto.
Es necesario aliviar el sistema público de enseñanza de la actual función de subsidiariedad al que se le ha confinado. Los recursos públicos han de revertir en la enseñanza pública (considero que la llamada “concertada”, en general, tiene bien poco de pública y además juega con sus cartas marcadas). Cuanto más se degrade la enseñanza pública peor irá todo, porque la enseñanza privada, por la inercia de su propio interés, tiende a suavizar y maquillar los fracasos.
DE LA SECUNDARIA
Una vez que la enseñanza básica llega a ciertos años (y los años actuales me parecen correctos), hay que presentar alternativas viables y adaptadas o adaptables a los intereses de la sociedad (entendiendo que sean los intereses del alumnado, de los padres y del colectivo del país). Una VÍA ÚNICA puede valer HASTA LOS DOS PRIMEROS CURSOS, pero solo hasta ahí.
A partir de los catorce años (más o menos) deben abrirse DIVERSAS VÍAS NO OBLIGATORIAS DE SEGUIR (quiero decir que no se debe obligar al alumnado a ir por una no deseada), pero sí lo suficientemente claras y efectivas como para no defraudar o dejar al personal en vía muerta. PERMEABLES, según se alcancen determinadas condiciones.
¿Qué vías, cómo y cuándo…? Tengo claro que se ha de potenciar la Formación Profesional (formación de técnicos), muy versátil y adaptada a los cambios tecnológicos y a las demandas empresariales; lo que exige ‑sí‑ dinero, imaginación y actualización continua.
Otra rama será el Bachillerato tradicional (como estudios puros), pero con los enlaces adecuados para entrar o salir del mismo.
Las dos vías con sus grados, las dos con materias comunes intercambiables y con salidas de futuro.
Cierto es, se dirá, que esto ya está en la ley; cierto, pero su aplicación es deficiente o mínima y se le notan amplias carencias.
Si se hubiese conseguido lo deseado en la Enseñanza Básica, entonces sí que en los tramos de Secundaria se podrían emplear los esfuerzos en aportar las informaciones correspondientes, los datos, las aplicaciones prácticas, prácticas reales e incluso, ahí sí, se podrían aplicar esas llamadas “transversales” tan necesarias (EPC, sexualidad, vial, consumo…), los derechos y deberes que desarrollar.
Esto ahora es solo una utopía mal planificada y peor aplicada. Pero es posible.
EDUCACIÓN PERMANENTE
Como procedo de esta enseñanza, porque hasta hace unos años he estado en ella, puedo afirmar que el actual esquema de funcionamiento es una aberración (al menos en Andalucía). Se pasó de la campaña de alfabetización típica (estilo rural, mesiánico o doctrinario y con mucho personal reclutado por cuotas político‑sindicales) a un sistema cerrado para optar por el Graduado en Secundaria. Esto, en manos de profesorado de instituto, en exclusividad, y con horario poco adaptado a las necesidades y posibilidades reales de las personas mayores (en especial, del mundo laboral).
Los exámenes son rígidos, por bloques, y apenas contemplan la opción de elegir las asignaturas que se puedan estudiar. Se cierra así el paso al personal que quiere adquirir cultura por el placer de adquirirla y, todavía peor, a quienes necesitan la titulación para su promoción laboral.
Igualmente, la atención a la emigración es muy deficiente, para lograr su inclusión como ciudadanos de este país. Solo se ocupan de ello la iniciativa particular e instituciones de caridad o religiosas. Ofrecer un sistema de clases nocturnas para su adaptación ligüística, cultural, social y ciudadana (incluso como puente laboral) sería deseable, si no nos quedamos a esperar la catástrofe.
La educación permanente debe servir, en principio, para tratar de tapar los baches que se quedan en el sistema reglado convencional, readaptando también eso que debió funcionar como “programas de garantía social” y que de veras no han funcionado.
Y luego, llevar a los mayores a la cultura por la cultura, por su disfrute, que es también hacer mejorar la calidad de vida.
ALGUNAS CUESTIONES QUE DESTACAR
El sistema de honorarios e incentivos económicos debería ser más realista con el trabajo que se realiza en la Educación Infantil y primeros tramos de la Primaria; de todas formas, es conveniente que no se establezcan diferencias abismales ni agravios comparativos entre el profesorado, y entre este y los directivos (¡ojo a los últimos acuerdos sindicales!). También es conveniente que los complementos (criterio de productividad) no lo sean solo como consecución de unos determinados objetivos, pues puede ser engañoso y desigual; y, también, injusto.
Las jubilaciones se deben mantener como hasta ahora: posibilidad de seguir hasta la edad común de los sesenta y cinco años; posibilidad de pedir continuidad; posibilidad de retirarse voluntariamente a los sesenta años con, al menos, treinta y cinco años de servicios (LOGSE e indemnización, prorrogados); y la de retirarse voluntariamente a los sesenta con treinta años de servicio.
La materia de Educación Religiosa debe restringirse a la facilitación de la misma, pero sin obligatoriedad ni pertenencia al currículo.
Las materias de Educación Primaria han de ceñirse a los criterios y contenidos básicos.
En Secundaria deben existir asignaturas comunes y troncales, junto a específicas y optativas. Todo, según las vías elegidas.
Las Humanidades no se han de dejar, pero puestas a punto en los temarios. Mucho más actualizados deben estar los temarios de las asignaturas técnicas.
Debe mantenerse el sistema de selección de acceso a la Universidad. Las universidades se han de descargar de la masificación, para especializarse más y mejor y facilitar la investigación, modo de mejorar también la calidad y el empleo posterior.
Debe arbitrarse un sistema de medidas y ayudas al estudio (becas, etc.), aplicado a los datos reales de calificaciones y al estado económico del alumnado; es injusto el criterio de generalización indiscriminada (injusto e ineficaz, para ayudar a los que verdaderamente lo necesitan, porque se les suprimen recursos).
CAMBIOS SOCIALES
Dejo como final la consideración SOCIAL que la Enseñanza y la Educación tienen y las influencias que esta sociedad está ejerciendo en las mismas.
Desconocemos o aparentemente ignoramos que la sociedad española actual ha cambiado mucho y que, en efecto, no podemos planificar el sistema educativo con los mismos parámetros de hace cuarenta años. Es una torpeza común de algunos y es un justificante para el cambio por el cambio, sin ton ni son, para otros.
Principalmente, deberemos centrarnos en la influencia de la familia. Para bien o para mal, este esquema social ha cambiado terriblemente y ya no existe. Se perdió el patriarca dictatorial y la matriarca factótum. Los padres han perdido en su totalidad la AUTORIDAD frente a los hijos, a veces sin poder remediarlo ni por oposición; y a veces hasta consintiéndolo (incluso por ley se les deniega). ¿Qué hacer contra eso? La autoridad del profesorado emanaba de los padres. ¿Dónde buscar, pues, esa autoridad y cómo legitimarla?
Los poderes públicos DEBEN SER QUIENES REVISTAN DE AUTORIDAD A LOS DOCENTES y proteger así al sistema educativo (no solo a los profesores).
Se logrará también la mejora y el respeto, la eficacia del sistema educativo, eliminando LA OBLIGATORIEDAD hasta ciertas edades (desde luego nada de ampliarla hasta los dieciocho). Tener a un chico o a una chica obligados es ya un claro índice de fracaso; incluso es contradictorio, porque se defiende su libertad de decidir y, sin embargo, se les obliga a quedarse donde no quieren.
Además, ¿obligarles para qué, si luego no tienen las salidas apetecidas tanto profesionales como personales?
Otro aspecto es la transformación de la sociedad en general y de los medios de masas, fundamentalmente los cambios en valores, los mensajes que reciben y las informaciones de la televisión, de internet… divergentes de los que se les tratan de inculcar en los centros educativos. Luchar contra ello es muy difícil; más, cuando lo que se le propone procede de un sistema impuesto.
Afrontar pronto y con lucidez esta problemática será tarea muy principal para mantener a flote lo que tenemos; si no, a medio o más corto plazo todo se nos quedará ardiendo y perdido.

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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